Cuando era pequeño Nicolás Moreno se movía por toda la casa, bailaba cualquier tipo de música, sobre todo disco, “era muy hiperactivo”, recordó en conversación con ABC con relación al estreno de “¿A dónde van los cisnes?”. Sus padres vieron en él un deseo de expresión, por lo que lo pusieron a estudiar teatro, música hasta incluso manualidades. Hizo de todo y llamativamente lo último fue la danza.
Lea más: Madonna: rompiendo moldes por cuatro décadas
“Una vez que me metí a una escuela dije: este es mi lugar por toda la magia que me daba y cómo me hacia sentir rodeado de los compañeros y la música. Fue muy loco”, rememoró. Siendo adolescente, a sus 15 años, fue al Teatro Colón, donde culminó sus estudios. Después de ahí el destino fue Estados Unidos, donde formó parte del Sarasota Ballet.
Su idea era seguir expandiendo su mundo dancístico, pero según él “las cosas de la vida” hicieron que su historia sea escrita de otra forma. Al extenderse la pandemia volvió y justo unos días después se cierran todas las fronteras. “El destino quería que pase un tiempo con mi familia”, dijo entre risas, sin saber que estar en el calor del hogar y cerca de los amigos era una necesidad que decantaría en un gran proyecto.
“Desde chiquito tenía sueños de tener mi propia escuela, hacer mis propias coreografías, dirigir mis obras”, señaló el artista, quien aprovechó ese momento un salón que estaba a punto para ser usado en su propia casa. Allí empezó a bailar solo, a explorar movimientos, a conocerse más, hasta que fueron llegando otros amigos, bailaban, creaban coreografías, hasta que sin darse cuenta ya había nacido UNico’s.
Cuando todo se restableció, evaluó la idea de armar un show. En un abrir y cerrar de ojos, siempre entre amigos, estaba dando vida a “Golden Night” y “Grandes historias de amor”. Luego de estas apuestas, Nicolás evaluó la idea de seguir porque la producción y montaje habían sido muy demandantes. Descansó y se dio cuenta que quería seguir creando. “Cada vez me venían más y más ideas a mí y a los que conforman UNico’s”, señaló.
Una nueva etapa
El año pasado presentó “The Ball” apostando a “tomar” el Ferrocarril de Asunción y llenarlo de diversidad, ritmo y colores. Tras este proceso, volvió a refugiarse en el descanso para darse cuenta que quería no solo desarrollar una historia más allá de la clásica “El lago de los cisnes” sino que quería sumar a nuevos talentos.
“Queríamos agrandarnos, buscar otros talentos, porque acá en el Paraguay hay talentos maravillosos. En la danza son 12 años de carrera pero casi no hay oportunidades donde puedan trabajar, donde puedan lucirse en el escenario. La gente quiere mostrar su arte y lastimosamente no hay espacios, o si se abre uno se cierra por falta de presupuesto, cuesta sostener”, pensó Moreno.
Fue así una sorpresa para él que se hayan presentado 60 personas, “un récord” según dijo. “Se notaban las ganas de bailar, era inspirador. Cuando los ojos se iluminan y quieren brillar y lucirse se nota. Eso es lo más motivador. Yo me inspiro en cada uno de ellos. Cada uno de ellos son únicos y queremos mostrar la mayor diversidad posible de estilos, géneros”, señaló.
¿A dónde van los cisnes?
Con un elenco en total de 28 bailarines, incluyendo al director, la compañía saldrá a escena con la obra “¿A dónde van los cisnes?” que se trata de la vida después de la vida, dándole una continuidad de esperanza al clásico “El lago de los cisnes”, en una versión más modernizada. La música original es del Trío Blue que compuso especialmente para esta obra y tocará en vivo en todas las funciones.
Los principales son Julio Morel y Cristina Báez. La coreografía es de Nicolás Moreno y Guido Cañete, bailarín nacional que se está destacando en Chile.
Moreno contó que “El lago de los cisnes” es uno de sus ballets favoritos, así como la música “increíble” de Tchaikovsky por todo lo le hace sentir. “Creo que siempre quise ser un cisne yo y como en la versión clásica no hay hombres cisnes parece que me quise cumplir ese sueño”, confesó con emoción.
También afirmó que le encantan los mensajes de esperanza, por lo que quería esbozar qué había más allá del trágico final de la clásica obra. “Imaginé que la pareja protagonista se juntaba en otro plano, religioso o no, como quieras sentir, es muy libre, pero la idea es dar ese mensaje de esperanza. No es que enseguida se encuentran y viven en la eternidad sino que pasan por varios procesos internos de perdonarse, liberarse, desapegarse de lo material; hay otros cisnes que no quieren dejar su cuerpo físico, les cuesta transicionar hasta la luz. Sería el intermedio entre lo más liviano que pueda ser y el plano físico en el que estamos”, explicó.
Destacó la música creada por el Trío Blue, con integrantes “que son de otro mundo, además tocan en vivo, porque no hay nada mejor para los bailarines que bailar con música en vivo, te da el triple de fuerza; así es mucho lo que hay atrás pero es un sueño hecho realidad”, mencionó el director, quien destacó que incluso habrá agua en el escenario, pues pensó que “a los cisnes les gustaría estar en la gloria con agua”, a pesar de que fue difícil hacer realidad ese detalle técnico.
El proceso de creación
“Es mucho de realidad, de mis experiencias y de los que me rodean”, señaló sobre todo lo que llevó a la obra a través de un proceso de mirar para adentro. Recordó que a él lo ayudó mucho la espiritualidad de su madre, a quien desde pequeño acompañó por hospitales a rezar a la gente. “Ella es un ser tan espiritual, que siempre tuvo realizaciones muy cercanas a lo que hay detrás, no quiero decir muerte, pero del después, como visiones”, planteó.
Asimismo, conectó esto con la coincidencia que se dio de hacer la obra en el Sitio de Memoria y Centro Cultural 1A-Ykuá Bolaños, donde en 2004 ocurrió el trágico incendio que se llevó la vida de cientos de personas. “Siendo una obra que habla del después de la muerte, fue muy loco llegar a ese lugar. Cuando fui por primera vez me gustó mucho, pude imaginarme cosas, me inspiré con el lugar. Así invitamos también a la gente a que aprecie ese lugar”, refirió.
Allí se dio cuenta que todo el círculo cerraba, pensando en el proceso que atravesó de no seguir ningún camino planeado. “La verdad que el arte cura, el arte libera, yo estoy muy agradecido de que se haya hecho un lugar cultural ahí. Es súper especial y qué mejor que el arte para liberar eso que de a poco se está liberando”, pensó.
Viviendo los desafíos
Nicolás confirmó que esta obra es un desafío para todos los bailarines del elenco. “Todos se desafían a sí mismos. Yo trato de decirles siempre que el cuerpo y el arte son infinitos así que trato de formar miles de formas, colores, sentidos, movimientos, y ver cómo ellos pueden demasiado me sorprende. Ellos se dan cuenta de lo que pueden hacer y de tomarle el gusto a diferentes ritmos, movimientos o roles, porque eso es ser artista, poder meterte dentro del rol y hacerlo tuyo”, precisó.
A la hora de profundizar en ello, sostuvo: “A mí siempre me gustó justamente todo esto porque siempre fui tímido y la danza me dio eso de liberarme con la fuerza de la gente que tengo al lado. Ver cómo un compañero está dándolo todo, sintiendo ese rol, ese papel, hace que me sienta inspirado y crea otro tipo de energía. Es súper lindo trabajar con gente así”.
Moreno señaló que aún sigue “procesando el proceso” pero que está “demasiado agradecido con la vida” por poder pasar por esto. “Fue todo muy liberador. El mensaje que queremos proponer es amarse, liberarse, desapegarse; todo eso me está pasando y creo que a la mayoría de los chicos también. En uno de los ensayos generales me largué a llorar y no soy de llorar, soy frío, sentirme tan vulnerable fue tremendo, es un súper proceso desde adentro más allá de ese ego de querer sacar lo artístico, es un verdadero proceso de sanación y liberación, de aceptar muchas cosas”, subrayó.
“Les dije a los chicos que desde que dejé mi vida en Estados Unidos, donde se me daba un lugar y tenía un reconocimiento, al volver acá tenía un nombre pero no sentía tener ese director o coreógrafo que me haga sentir valorado en el sentido de la danza. Después de tres años siento que vuelvo a ser yo. Me doy cuenta que acá pongo lo mejor y por ahí no necesito esa voz que me diga que estoy haciéndolo bien, yo mismo me doy ese reconocimiento. Es muy loco pero muy bello”, cerró.
Cabe mencionar que el 6 de agosto se presentará otra función en el Teatro Municipal “Ignacio A. Pane”, a las 20:00.
Las entradas para estas funciones en el Sitio de Memoria y Centro Cultural 1A-Ykuá Bolaños están a la venta en la web unicosballet.com o a través del (0993) 302394.