La obra de danza “Giselle y la leyenda de las Willis” llegó a la Alianza Francesa de la mano de la Cía. Danza Bethania Joaquinho.
Tomar una obra emblema del repertorio clásico para transformarla en una versión contemporánea es todo un reto, pues hay que tener en cuenta que la actualización del relato debe tener sustento en una narrativa que proponga algo nuevo. No basta con que el contexto sean los tiempos que corren, sino que debe haber una justificación para tal cometido.
Bethania Joaquinho, directora, bailarina, coreógrafa y docente, acaba de estrenar con su compañía su visión de una “Giselle” contemporánea que logra todo lo dicho arriba. Y además de eso, cierra el círculo con un elenco comprometido tanto física como emocionalmente con la historia, una que indaga en la dificultad de las relaciones y la sombra que se cierne sobre alguien que atravesó el dolor y la decepción de un corazón roto, un tema no trivial ya que hoy en día más que nunca se están revisando las formas de vincularnos desde una mirada enriquecedora.
La tragedia sigue intacta en esta “Giselle” al igual que la versión clásica, pero aquí vemos a un grupo de amigas que decidió salir de copas para despedir la soltería de una de ellas. En un bar se cruzan Giselle y su amado Albert, mismo lugar donde la novia de este aparece y desata el caos.
“Giselle y la leyenda de las Willis”: de lo onírico a lo terrenal
Para saber cómo sigue, propongo ir a ver la obra y sorprenderse con el efecto onírico que nos lleva de lo terrenal a lo macabro en una puesta cercana a una película de terror.
Una interpretación impecable
La obra se divide en dos actos y ambos son polos diametralmente opuestos en cuanto al carácter que transitan. De la alegría y jovialidad en un clima colorido, que son características plasmadas en movimientos más fluidos y armoniosos, hay un quiebre en la segunda parte que nos sumerge a la desolación y la oscuridad. Al igual que las luces y la música, los cuerpos se fragmentan para transmitir fuerza, desesperación y horror.
Como si la directora hubiera tocado un interruptor, el elenco pasa de la ternura a la espectralidad en un segundo, de una energía a otra con una facilidad que se disfruta.
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En el rol de Giselle alternaron en diferentes funciones las bailarinas Adriana Flores, Florencia Boccia y Nastia Goiburú, mientras que el papel de Albert lo comparten Carlos Fossatti y Félix Álvarez. Encarnan a Mirtha: Macarena Candia y Gloria Benítez.
En la función que asistimos estuvieron Goiburú, Álvarez y Candia en los roles citados, retratando sentimientos tan profundos como el miedo, la desesperanza o la desilusión, con suma destreza y delicadeza, y aplicando esos sentires a sus cuerpos que supieron ser un canal para hacer sentir con intensidad todo lo que propone esta nueva “Giselle”.
Una obra impecable también en sentido técnico, estético, escenográfico y con un vestuario cuidado y efectista. Una apuesta que vale la pena ver, sentir vivir.
Las entradas anticipadas cuestan G. 60.000 y se pueden conseguir contactando al número de la compañía (0992) 299-419 o con los integrantes del elenco. El costo de las entradas en puerta, los días de función, es de G. 70.000.
* Fotografías gentileza de Rodrigo Spelt.