Un Mercedes Benz se estacionó puntualmente a las 9:30 en la vereda, frente a la entrada de la radio. No era aquel plateado que solía marcar la presencia de Humberto Rubin en su emisora, sino un coche fúnebre azul escoltado por dos coronas de flores y agentes de la policía motorizada. En la vereda, más de un centenar de personas lo aguardaba con globos blancos y la canción “A mi manera” en la voz de Andrea Valobra.
Humberto Rubin llegó por última vez a su casa, a la que defendió de las interferencias y la censura de la dictadura stronista y que hoy exhibe un cartel que reza “todo por la libertad”. Y lo recibieron sus hijos, sus nietos, sus hermanos, muchos profesionales que se formaron en su radio, alumnos de la Escuela Básica “Manuel Ortiz Guerrero”, y sus fieles oyentes.
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El periodista Óscar Acosta recordó que el lema de Rubin era “hay que ganarle al sol”, habituado a llegar a su emisora a las 4 de la madrugada. “Hoy te queremos decir muchísimas gracias por enseñarnos todo, la dignidad, el respeto, el luchar contra la injusticia y enseñarnos también que compartir un trabajo de periodismo era importante para crecer como personas y como sociedad”, agregó.
Recordó además a “la noche de los cristales rotos”, en la que rompieron todas las ventanas de la radio. “Estábamos en ese altillo, tratando de protegernos de aquellos que vinieron a agredir. Un capítulo ingrato, vergonzante para el sistema de la dictadura que no tenía otro modo de acallarnos y de hacerte sufrir con las interferencias”, agregó.
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“Vengo aquí en nombre de muchos rostros que veo aquí, compañeros de muchas décadas, de muchas luchas, de muchas mañanas, de muchas madrugadas a decirte ¡Gracias por todo maestro! Nos enseñaste el camino, abriste ese surco amplio de la libertad de opinión”, añadió Acosta.
Su hermano Armando Rubin lo recordó como “un guerrero del periodismo” y como un segundo padre. “Te quiero agradecer toda esa enseñanza que nos brindaste desde pequeños tanto a Arturo como a mí”, expresó.
También manifestó su gran emoción por las muestras de cariño “de los maravillosos seguidores de una vida ejemplar como la de Humberto Rubin”.
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Por su parte, su nieta Ilana Rubin afirmó que su abuelo estará presente cada vez que vea un lapacho, cada vez que escuche un poema, cada vez que vea arte. “Siempre estuvo rodeado de muchísimo amor, porque es lo mínimo que se merecía porque él siempre dio amor”, expresó.
El ingeniero Ronaldo Dietze, que trabajó con Rubin en la iniciativa “A todo pulmón”, destacó la labor del comunicador en la defensa de la libertad y en la transmisión de valores. “Estamos orgullosos porque dejó la huella, esa huella que tenemos que seguir, que tienen que seguir los jóvenes”, afirmó.
Con la canción “Honrar la vida” sonando, el cortejo fúnebre retomó la marcha por la avenida Choferes del Chaco para trasladarse al Cementerio Israelita de Asunción, donde en una ceremonia más íntima se realizó el sepelio del comunicador. A las 11:00, la hora señalada para el entierro, varias radios se sumaron a un minuto de silencio en su homenaje.