Habilitan “Enajenar / En casa ajena”

El Centro Cultural de España Juan de Salazar inauguró el pasado sábado 13 la exposición “Enajenar / En casa ajena”, en sus salas Goya. Se trata de un proyecto de la artista y curadora Sandra Dinnendahl López y que reúne obras de 21 artistas paraguayos y de varios países de América Latina.

Una de las obras del artista Edu Barreto, que conforman la muestra en el Juan de Salazar.gentileza
Rebeca Benítez Sosa expone también en “Enajenar / En casa ajena”, muestra ya habilitada.gentileza
Una fotografía intervenida es la propuesta de Belén Rodríguez para esta exposición.gentileza
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En esta oportunidad exponen Paula Doberti, Adriana González-Brun, Nico Mier-D, Johana Gómez, Walter Martínez, Cassandra Nolasco, Enrique Espínola, Luis Ocampos Pompa, Edu Barreto, Elian Echagüe, Belén Rodríguez, Leticia Alvarenga, Rebeca Benítez Sosa, Fausto Irala, Esedele, Wolfgang Krauch, Ludmila Centurión, Chantal Meza, Alejandra Ditta, Violeta Acuña y Performancecoisa.

La muestra puede ser visitada de lunes a sábados de 9:00 a 19:00 hasta el 9 de abril de 2021, con previo agendamiento en www.juandesalazar.org.py.

Sobre la muestra

“Enajenar es el acto de transferir posesión de un objeto. En el contexto de este proyecto los participantes entregan temporalmente su obra a una persona ajena. Esto representa un acto de vulnerabilidad que permite abrir a la posibilidad de crítica y rechazo. Se espera, en cambio, conexión, apoyo y aliento”, mencionan desde el Juan de Salazar.

La frase “En casa ajena” hace referencia a la obra propia en manos de otro. “También es un recordatorio de las cosas que limitan la crisis sanitaria. Entre ellas, el lujo de visitar a un amigo o vecino, las reuniones en familia o compartir físicamente un espacio con extraños”, refiere el Centro Cultural.

“Enajenar / En casa ajena” explican que “es respuesta a dos males que acechan la escena contemporánea paraguaya de arte. El primero es reciente: la pandemia del covid-19 y la parálisis que ha producido social, económica y culturalmente. Las obras creadas este año o el anterior retratan una respuesta colectiva a ello desde distintas perspectivas. El segundo mal ha acompañado nuestra producción y praxis hace décadas: la falta del ejercicio de la escritura y la recepción crítica”, mencionan.

“Asunción representa un circuito limitado dentro del mundo del arte, con escasos recursos y respectivos focos de control. Uno de los problemas más urgentes para artistas y gestores culturales es el de documentación y archivo. Desafortunadamente no hay significativa recepción crítica para la producción artística local. Esto significa una insuficiente producción de textos curatoriales y teóricos que sirva de referencia (académica / histórica / curatorial / artística)”, añaden los organizadores.

Agregan que “a la vez no existen archivos que se sostengan en plataformas accesibles, propiamente estructuradas y exhaustivas para reunir los pocos documentos y registros existentes. La resultante retroalimentación negativa disminuye la capacidad de artistas y gestores culturales de potencializar las capacidades creativas locales, de conectarse unos con otros y de entablar nexos y proyectos duraderos”.

En dicho sentido, añaden que esta exposición “propone una alternativa a este statu quo”. Así, a lo largo de un mes, en las salas Goya del Centro Cultural, se expondrán las obras y textos de 21 artistas de Paraguay y algunos países de América Latina, con la publicación de un cuadernillo que reunirán los textos y algunas performances.

En palabras de la artista y curadora Sandra Dinnendahl López: “En su segunda edición el proyecto Enajenar / En casa ajena convoca a un grupo de artistas bajo la temática “margen”, una palabra maleable que puede significar borde, límite y frontera y, al mismo tiempo, ocasión, ganancia, diferencia y aproximación. Cada artista interpretó esta temática según su sensibilidad con resultados varios y variados. Del colectivo surgen agrupaciones por temática, estética y materialidad, formando flujos discursivos a través del espacio expositivo”.

A partir de dicho concepto surge la curaduría: “Posicionar obras que dialogan más con unas en cercanía y utilizarlas como puentes entre obras más disimilares”. De esta manera, “el espacio expositivo se activa donde están las obras y donde no lo están también. Los espacios vacíos escenifican las conversaciones entre dos o más obras. De estas conversaciones emergen subtemáticas como destilaciones conceptuales. Las siguientes nos ayudan a navegar los flujos discursivos: el espacio interior / doméstico, el espacio público, el cuerpo humano-político, elementos “típicos” culturales y la metamaterialidad”, reflexiona.

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