Al año de iniciarse la contienda, asumió la presidencia de nuestro país el General Higinio Morínigo, un confeso antisemita, reflejo de casi toda la jerarquía militar del momento, cuyos oficiales estaban contagiados con la disciplina alemana que exaltaba al nacionalismo como motor de los pueblos. A pesar de eso, Morínigo buscó una línea intermedia que le permitiera mantener relaciones normales con el Eje (así se llamaba a la alianza Alemania – Italia – Japón), sin que se vea afectada una posible asistencia económica norteamericana.
En 1939, la colectividad alemana sumaba en el Paraguay unos 30.000 miembros, la mayoría nacidos en nuestro país, pero portando la doble nacionalidad, tanto paraguaya como alemana, que contaban en Asunción con escuelas, iglesia evangélica, legación y consulados, clubes, local deportivo y otras entidades. Tenían publicaciones en idioma alemán y el contacto comercial con Alemania era fluido y constante. Localidades como Villarrica, Encarnación, San Bernardino, Altos, Nueva Germania, Nueva Italia, Colonia Independencia, Hohenau, Obligado, Cambyretá y otras localidades de la actual Itapúa estaban pobladas por alemanes. Al amparo de condiciones tan favorables, la penetración nacionalsocialista fue inevitable en el Paraguay.
La neutralidad forzada paraguaya terminó con el ingreso de Estados Unidos a la guerra en diciembre de 1941. Desde entonces, el país del norte ejerció presión sobre varios países sudamericanos, prometiendo asistencia económica – militar a cambio del rompimiento de las relaciones con el Eje. En consecuencia, en enero de 1942, el Paraguay rompió relaciones diplomáticas con el Japón, Alemania e Italia. El 8 de febrero de 1945, con la guerra tocando a su fin, y también por presión de Estados Unidos, Paraguay declaró el estado de guerra con las potencias del Eje.
Concluida la contienda, aquellos hijos de Alemania que residían en Paraguay, y que en algún momento abrazaron el nazismo, abandonaron sus banderas y estandartes para volver a sus chacras en los lejanos campos del Guaira, Cordillera, Itapuá y San Pedro. Sin embargo, el veneno del nacionalsocialismo aún perdura como la herencia de una depravación que la humanidad se sacudió en los años más tristes de su existencia.
Hoy, Enrique Cosp y Fabián Chamorro te van a contar algunos sucesos de aquella gran guerra relacionados a nuestro país, en el octavo episodio de Ecos del Pasado, la serie de podcast que busca conocer mejor el Paraguay de ayer.
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