Los pobladores de Ñeembucú han “normalizado” estar bajo agua, pero en la última temporada de lluvias, comunidades que no se veían afectadas en décadas se inundaron.
Muchos ciudadanos atribuyen el problema a la presunta mala planificación de la franja costera, que tenía como objetivo proteger a la ciudad de Pilar pero que inundó a todos “los que están afuera”.
Pobladores que dependen de la olería, la producción y la agricultura familiar campesina no saben cómo salir adelante, y numerosos niños están sufriendo los embates de una mala alimentación.
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“Sobrevivimos gracias a nuestros ahorros”, relató Yanina Valenzuela, una pobladora de Guazu Cuá. Destacó que no sabe cómo hacen sus vecinos que tienen menos recursos.
Con la voz quebrada, la pobladora señaló que todo lo que plantaron quedó destruido y en los próximos meses la situación será peor.
Ahora se va el agua, pero para nuestro sustento a futuro ya no queda nadaYanina Valenzuela, pobladora de Guazu Cuá.
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Ni siquiera pueden pescar, pues no llegan los peces debido a las obras de la franja costera. ¿Qué comen hoy?: “Salvé algunas gallinas que me dan huevos, recibimos un par de víveres y compramos lo que podemos, lo que nos alcanza. No podemos vivir solo de tortillita”, respondió.
Relató que su marido se dedica a la olería y lleva dos meses sin poder trabajar. “Muy difícil está la situación y va para largo rato”, lamentó.
Solo para comprar víveres deben emprender un viaje muy largo, entre calles inundadas o destrozadas.
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La desnutrición en zonas de inundación
La desnutrición infantil es unas de las tantas consecuencias de las inundaciones. En la gran catástrofe del 2014, más del 36% de las familias en Pilar sufrió escasez de alimentos.
Ese mismo año, el 83,60% sufrió inseguridad alimentaria, según datos de la Revista Salud Pública del Paraguay.
Los datos más recientes del Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN) datan del 2022 pero no están directamente relacionados a este problema. Ese año, ingresaron al programa de asistencia nutricional 1.654 niños de Ñeembucú, de los cuales el 3,1% tenía desnutrición.
El 11,9% se encontraba en riesgo de desnutrición, según confirmó Geraldine Morínigo, jefa del Departamento de Monitoreo.
Comentó que por las inundaciones fortalecieron el plan de asistencia a los niños de Ñeembucú. Afirmó que entregan leche fortificada a los pequeños que se encuentren en situación de riesgo de desnutrición o tienen diagnóstico de desnutrición.
Sin embargo, solo llegan a niños de hasta 5 años.
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Problemas médicos
Las enfermedades diarreicas predominan en las inundaciones. El licenciado Fernando Romero, director de Nutrición del INAN, explicó que las familias tienen poco acceso a alimentos nutritivos y a agua potable, lo cual hace que sea aún mayor la exposición a problemas de salud.
En el caso de los niños, se exponen a una situación de pérdida de nutrientes y la parasitosis. En la etapa de crecimiento, necesitan alimentos ricos en nutrientes pero en estos contexto tienen pocas opciones, casi nada de frutas y verduras.
Solo en la zona de Valle Apu’a, en medio de las inundaciones, médicos asistieron a 50 pobladores con problemas de salud en el mes de mayo. El director de la Unidad de Salud Familiar (USF) de la zona de Pilar, Dr. Nilson Rolls, relató que llegaron en canoas, gracias a la ayuda de los pobladores.
Principalmente, atendieron cuadros dermatológicos, resfriados, dolores musculares por el esfuerzo de las mudanzas y la frialdad del agua. Además, reportaron parásitos y dermatitis.
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Cultivos perdidos y animales muertos
Para llegar a la localidad de Guazú Cuá, desde Pilar, se toman caminos de tierra que están en muy mal estado. Durante todo el tramo, en una visita realizada por ABC en junio, se contabilizaron los restos de al menos 12 vacas. Los animales murieron de frío, desnutrición o enfermedades derivadas de la inundación.
Esta zona de Ñeembucú es conocida por la producción de leche, queso y también la olería, los rubros más afectados por la inundación. El presidente de la Asociación de Productores, Javier Rolón, relató que desde el inicio de las obras quisieron colaborar, pero el proyecto se hizo pese a las advertencias.
Agregó que consideran que el canal de derivación está mal diseñado. Como solución, planteó la ampliación y profundización del canal, y una apertura más amplia en las compuertas.
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Aseguró que ni siquiera en la gran inundación de 1983 tardó tanto tiempo en volver a bajar el agua. Este año, ya llevan más de tres meses bajo agua.
“Se perdieron cabras, ovejas, gallinas, vacas, plantaciones. No hay ninguna ayuda del Ministerio de Agricultura (...) Ya no hay leche, huevo, nada”, lamentó.
Consultado sobre cómo sobreviven ahora, relató que muchos viven de la pensión de la tercera edad. Es decir, deben soportar todo el mes con G. 670.000.
Estimó un total de 10.500 productores afectados en Ñeembucú, entre pequeños y medianos. Pero no pudo dar números de pérdidas pues el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal pide que acudan hasta las oficinas para reportarlas.
Contó que se reunió con representantes del MOPC, pero la ministra Claudia Centurión no les dio ninguna solución. “Volví realmente decepcionado”, expresó.
Fidel Núñez, poblador de Potrero Piru, relató que él perdió seis vacas, que murieron de frío y adelantó que es probable que pierda más, pues no tiene cómo alimentarlas. Así perderá su único sustento: la venta de leche y queso.
Relató que recibió un kit de víveres, pero que ya casi se acabó y su futuro es incierto.
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Contó que se reunió con representantes del MOPC, pero la ministra Claudia Centurión no les dio ninguna solución. “Volví realmente decepcionado”, expresó.
Fidel Núñez, poblador de Potrero Piru, relató que él perdió seis vacas, que murieron de frío y adelantó que es probable que pierda más, pues no tiene cómo alimentarlas. Así perderá su único sustento: la venta de leche y queso.
Relató que recibió un kit de víveres, pero que ya prácticamente acabó y su futuro es incierto.
Después vamos a sentir más. Ahora todavía tenemos qué comer, pero más adelante será peorFidel Núñez, poblador de Potrero Piru
Cartismo posterga asistencia
En el Senado, el cartismo postergó un proyecto de ley que tiene como objetivo asistir a los pobladores y comerciantes de Ñeembucú. El proyectista es el senador Ever Villalba, quien destacó que a la falta de los asfaltados, se suman la construcción de terraplenes sin planificación y escasez de limpieza de desagües.
El parlamentario señaló que el Ministerio del Ambiente debe estudiar todo el sistema hídrico de Ñeembucú. “Una obra sin planificación y estudios, ocasiona este tipo de desequilibrios”, lamentó.
Franja costera requiere de “mejoras”
En cuanto a las obras de la franja costera de Pilar, señaló que “hay partes que faltan corregir”, pues cuando se cierra la compuerta en Pilar el agua retrocede: “Se ha solicitado al MOPC...Se necesita un rediseño. Esto tiene consecuencias fuera de la ciudad”.
Intentamos contactar con el ingeniero Félix Zelaya, del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), pero tuvimos retorno.
Mientras tanto hoy los pobladores todavía no saben cómo recuperarse y el mayor temor es que el agua vuelva, si no se toman medidas urgentes de mitigación
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Créditos y agradecimientos:
Colaboración: Édgar Vázquez
Ilustración: Leda Sostoa
Diseños: Eduardo Alcaraz