Es 1978 y en Argentina se disputa la final de la Copa del Mundo mientras Paraguay vive sometido a la dictadura de Alfredo Stroessner. Dos hombres trabajan sepultando cadáveres de forma clandestina cuando les llega el cuerpo de un argentino que aún está vivo. El dilema de matarlo o no los enfrenta a cuestionamientos profundos e intensos. Esta es la trama del filme que tendrá un preestreno en Argentina el próximo 5 de septiembre y llegará a la gran pantalla en nuestro país el año que viene. El trailer oficial salió a luz el pasado jueves.
Ever Enciso, Aníbal Ortiz y Silvio Rodas son los actores que dan vida a los protagonistas de esta historia ópera prima de Hugo Giménez. La dirección estuvo acompañada de la producción de Sabaté Films (Paraguay), Zona Audiovisual (Argentina), Altamar Films (Francia) y Pandora films (Alemania).
Un lugar que inspiró una historia
“Crecí en la aparente calma de la transición democrática, en un encierro a cielo abierto, donde los verdugos coexistieron con nosotros acechando desde las sombras. Años después comprendí que esa tranquilidad era en realidad impunidad”, manifestó el director y guionista.
Giménez relató que tuvo la idea general cuando fue al interior del país con su esposa, quien es bióloga. En uno de estos viajes se encontró con un bosque inusual, calmo, raro, tenebroso y desde allí empezó a construir la historia de los tres protagonistas.
La historia se centra en la rutina siniestra en la cual vivían los enterradores; pese a tan terrorífica función, seguían con su vida normalmente, sin profundizar demasiado en implicancias morales.
Para el guionista, el tema principal de su ópera prima es la banalidad del mal: cómo dos hombres comunes pueden realizar un trabajo macabro. “Estos fueron los que finalmente se encargaron de los desaparecidos de la dictadura”, mencionó.
Resaltó que, si bien la historia es ficticia, nació de ese mito urbano que comentan y transmiten quienes vivieron durante la dictadura. “Los entierros clandestinos eran una especie de secreto a voces y estos dieron lugar a los desaparecidos, es muy fuerte y muy duro de contar”, indicó.
Mientras redactaba el guión recibió asesoramiento de colaboradores de la Comisión de Verdad y Justicia, así como otras organizaciones afines que decidieron apoyar la realización del filme, pues visualiza un hecho histórico como lo fue la dictadura. “Nosotros no tomamos un personaje histórico ni un hecho concreto. Nos basamos en una creencia colectiva que sabemos tiene origen en la realidad”, expresó.
Giménez comenta que en la película y en los personajes se puede ver cómo aflora el horror en lo cotidiano. “Estos hombres estaban en un punto donde la vida los interpelaba sobre quiénes eran: asesinos, enterradores, cómplices, mientras a metros de ellos, en el país de al lado disputaban una final del mundial de fútbol”, refirió.
Igualmente destacó que en su rol de director disfrutó mucho de la realización de “Matar a un muerto” porque notó el compromiso y el amor que cada colaborador puso en sus tareas. Destacó el trabajo de los actores quienes consiguieron que sus personajes transmitan las pasiones, emociones y angustias por las que estaban atravesando los protagonistas de esta historia.
El desafío de producir un filme nacional
Por su parte, Gabriela Sabaté, productora del filme, destacó que la película toca un tema sensible y está contada desde el último eslabón de la dictadura: los enterradores. “Hoy muchos jóvenes no tienen idea de lo que pasó en aquellos años. Creemos que si en alguno de ellos la película despierta el interés de saber más sobre esa época, ‘Matar a un muerto’ cumplirá su cometido: mantener viva la memoria”, resaltó.
Sabaté relató que esta es la primera película de la que es productora mayoritaria. “Tuve la responsabilidad de llevar el proyecto de principio a fin, a 10 años del rodaje de Hamaca Paraguaya de la directora Paz Encina en 2005 (Ganadora del Premio Fipresci en el festival de Cannes 2006), que me abrió el camino para formar parte, tiempo después, del equipo técnico o realizar servicios de producción para proyectos de directores latinoamericanos como Lucía Puenzo, Pablo Giorgelli, Lucrecia Martel, y de haber trabajado con otros directores Nacionales, como Marcelo Martinessi, Pablo Lamar, Juanca y Tana”, subrayó.
Contó que cuando el guionista le acercó el guión de “Matar a un muerto”, sintió que era el momento de pasar a una nueva etapa, dejar de ser parte del equipo técnico y pasar a ser productora de una película nacional desde su desarrollo hasta el final.
“El rol del productor en una ópera prima es clave, porque debe acompañar y dar soporte al director con el fin de que el producto final logre todo su potencial”, enfatizó.
Como en todo proyecto audiovisual uno de los mayores desafíos fue la financiación, pero gracias al guión sólido que tenían consiguieron fondos nacionales e internacionales para completar el presupuesto de la película.
La película está muy cuidada a nivel técnico-artístico, según indicó la productora. “Desde Sabaté Films entendemos que los tiempos de desarrollo de un proyecto son fundamentales para que el producto final tenga el resultado esperado”, manifestó.
“Matar a un muerto” es un proyecto que comenzó a gestarse en 2015. En principio, tanto los productores como el director y guionista participaron de laboratorios de guión y encuentros de coproducción para ir puliendo los detalles del filme. El rodaje se inició a finales de abril y los primeros días de mayo de 2018. Se terminó de filmar en 2019.
La realización conllevó el trabajo de 35 personas más los actores. “La película tiene un alto nivel de producción y visual gracias al trabajo de cada uno de los profesionales que estuvieron involucrados en ella. El mérito es de ellos”, comentó la productora.
Colaboración de talentos nacionales emergentes
Además del trabajo actoral, la película tiene como director de fotografía a Hugo Colace y cuenta con el trabajo de arte y vestuario de Adriana Ovelar y Tania Simbrón, ambas destacadas profesionales paraguayas.
La locación de la película, que fue la principal inspiración del director, es un bosque en el departamento Central.
Los creadores y productores de “Matar a un muerto” esperan que el filme tenga un gran impacto a nivel nacional y también traspase las fronteras. “Lo del impacto internacional, no sé si hay una fórmula, lo más importante es estar satisfechos y orgullosos del trabajo realizado y haber dado todo en el proceso, sin escatimar esfuerzo alguno. Lo que venga después ya no depende de nosotros”, comentó Sabaté al respecto.
“Matar a un muerto”, además de ser una producción nacional que cuenta con la colaboración de destacados profesionales locales, es una película con un mensaje importante y un recordatorio: en Paraguay, según datos de la Comisión Verdad y Justicia, se registran 423 casos de desaparecidos y 57 ejecuciones durante la dictadura de Alfredo Stroessner.