Saber que una obra tan bella desaparecerá en un promedio de cuatro días hace que los sentimientos de los amantes del arte reverberen, y en esto consiste el factor mágico y encantador que tiene el arte de la escultura en arena.
En el ámbito internacional es común verlos trabajando e interactuando con el público, creando las más variadas figuras en vivo y en directo, mientras las personas los observan maravilladas. Pero en Paraguay poco se ha visto a artistas de esta modalidad.
Óscar Garcete (53), oriundo de Ciudad del Este pero a estas alturas un ciudadano del mundo, lleva 20 años dedicándose al arte de moldear imágenes en arena.
Descubrió su talento casi por azar en la infancia y no tardó mucho en darse cuenta de que tenía mano. Pero la oportunidad de ejercer profesionalmente la modalidad vino recién después de sus 30, cuando, siguiendo la tendencia de los paraguayos de clase trabajadora de la época, decidió emprender rumbo a Europa para buscarse una mejor vida.
Empezando desde abajo
Aterrizó en Lisboa, Portugal, donde trabajó de todo un poco, desde recolectar uvas hasta realizar tareas de limpieza. Hasta que un día los azares del destino lo llevaron a ser contratado por una empresa que realizaba decoraciones medievales. Allí observó encantado cómo su jefe, un escultor, realizaba maravillosos castillos medievales, y, como siempre pasa cuando alguien tiene talento en alguna labor, no pasó mucho tiempo para que notaran que tenía condiciones. Así fue como encontró su primera veta para poner en práctica lo que soñó aquel niño nacido y malcriado en la Triple Frontera.
Viviendo del arte
Del inicio de aquel sueño, han pasado 20 años, durante los cuales, por supuesto, no todo fue un camino de rosas. Los sinsabores estuvieron a la orden del día, y las decepciones tampoco estuvieron ausentes. Pero la perseverancia pudo más, y hoy, Óscar puede decir con orgullo que vive del arte.
Tuvimos la oportunidad de conocer a este singular compatriota durante la Expo de Mariano Roque Alonso, donde lo encontramos exponiendo una imponente escultura de arena en el pabellón de la Unión Industrial Paraguaya.
Hace dos años se instaló nuevamente en nuestro país, con la esperanza, comentó, de dar a conocer esta modalidad de arte en nuestra tierra y, por qué no, transmitir el conocimiento a otros artistas más jóvenes que al igual que él se apasionen por el arte de cincelar, y prosigan esta cautivante forma de arte a través de las nuevas generaciones.
Sus obras comenzaron a conocerse internacionalmente luego de muchos años de lucha pero, sin dudas, cada paso valió la pena. Hoy Garcete es el único paraguayo que forma parte de un selecto grupo de escultores latinoamericanos denominado “Máster Areneros”.
Grupo selecto
Esta suerte de “élite” lo lleva a realizar viajes permanentes por todo el mundo, pues el grupo de artistas es contratado para exposiciones y ferias en toda Latinoamérica. Estas tienen una duración de un mes o más en algunas ocasiones, hecho que lo obliga a instalarse por largas temporadas en el extranjero, y volver por momentos más breves al terruño.
El secreto del éxito para Óscar es que siempre guardó en su corazón ese talento que notó y se le despertó desde niño. De esta manera, desarrolló el don de formar figuras que representen no solo objetos, sino sentimientos, y conmuevan al ser humano hacia sus más profundas emociones.
Recorrer países con sus colegas lo llevó a ganar ya varios certámenes internacionales. Pero independientemente a la pasión que a él lo mueve, el trabajo con la arena, también trabaja en otro tipo de materiales, más definitivos por decirlo así. Entre ellos destacan las esculturas en cemento y fibra de vidrio con las que elabora paisajismos, pero lo que lo mueve y lo lleva a todos los rincones del mundo es la arena.
Es consciente de que el trabajo en la arena es una cuestión efímera, pero afirma que justamente en eso está ese encanto particular que tiene su labor, moldear momentos, que, así como en la vida, pasan, no se repiten, quedan en el recuerdo. Como el tiempo que no vuelve, y por eso exige más valor.
“Uno se va ganando el lugar y ahí es donde la organización se pone contenta de estar sumando una bandera más. Se alegran mucho al escuchar que soy de Paraguay y me mencionan bastante en los encuentros latinoamericanos”, cuenta Garcete.
Lograr esto le costó a usted años de trabajo…
-Sí, uno invierte en su trabajo para tener reconocimiento, porque, ¿quién es el artista que no quiere ser reconocido? Cuando uno trabaja con mucho cariño es un premio para nosotros poder estar en ese grupo. Es un movimiento muy interesante.
¿Ha logrado su objetivo de contagiar a nuevos artistas con esta modalidad de arte?
-He visto a un joven de San Cosme y Damián que se está animando a desarrollar su talento, y eso es muy gratificante. Es bueno entender que esto no solamente es una modalidad de hobby, esto se puede trabajar profesionalmente porque la escultura en arena a nivel mundial se ganó una posición. En países de Europa se promociona muchísimo, para difundir cuestiones publicitarias, culturales, todos estos momentos donde el artista interactúa con el espectador.
Qué falta para que en Paraguay también gane terreno esta formad de arte?
Capacidad de gestión de las personas que están a cargo de la cultura, porque cuando llegás a una institución y les comentás tu idea, no están en la misma sintonía que vos. Te dicen que es muy bonito, pero que no tienen dinero para ello. No muestran interés ni te proponen buscar los medios para llevarlo a cabo o al menos abaratarlo.
En la última Semana Santa, se dio un esperanzador empujón cuando una organización de Carmen del Paraná lo contactó porque vio su trabajo a través de las redes sociales. “Yo invité a mis compañeros internacionales a que vengan al país e hicimos una exhibición de esculturas de arena. Estuvieron representantes de 10 países, como Italia, Portugal, Perú, Colombia, Brasil y Uruguay”, contó entusiasmado Óscar Garcete.
Lo que más le interesa a Garcete en este momento es que más jóvenes se animen a desarrollar el arte, sin temor a no tener cómo sostenerse, sino con la valentía de quien está seguro de sus condiciones. “Solo eso hará que se enriquezca mucho más nuestra plataforma artística. Porque nosotros decimos que esto es “por amor al arte”, entonces nosotros no podemos ser egoístas y decir “el conocimiento lo tengo yo” y punto, no. Estos son movimientos culturales, y es muy bueno que se difunda. Eso es lo que nos falta mucho a nosotros de hecho.
Según comentó Garcete, la escultura en arena es terapéutica, y se utiliza mucho en países de Europa, además de EE.UU. y México, principalmente para tratar a los niños hiperactivos y con autismo en el ámbito de talleres.
“Con la escultura y los talleres que nosotros brindamos, los niños luchan con su ansiedad para poder manejarla. Hay un montón de beneficios que la escultura de arena trae consigo”, contó el artista.
Una obra hecha con arena común dura en promedio cuatro días, mientras que si se utiliza arena gorda, esta sí tiene la cualidad de petrificarse y durar mucho más.
Sus viajes por el mundo lo han ayudado a manejar a la perfección el idioma inglés, el italiano y el portugués.
La ciudad de Brujas, Bélgica, es un sitio recordado con mucho cariño por Óscar, pues fue aquí donde tuvo la oportunidad de mostrarle por primera vez a su jefe que tenía mano para la escultura. Entonces, lo felicitaron y recibió la admiración del público presente.
“Me ayudó mucho estar en Francia en ese momento de mi vida porque es un buen mercado, es más grande, y hay muy buena paga. A diferencia de aquí que aún tenés que bajar los precios”, recordó en otro momento.
Todos los festivales donde participa son pagos, con pasajes y estadía cubiertos, lo que lo ayuda a ir sumando ingresos para mantener a su familia, compuesta por una esposa uruguaya, una hija argentina y una hija paraguaya, ambas mayores de edad.
El gran sueño
Pero aunque los viajes no se detienen, y ahora mismo tiene propuestas para ir a Uruguay y Panamá, él tiene un sueño a nivel personal guardado en el corazón desde hace tiempo. “Para fin de año tengo un sueño: Quiero hacer el mayor pesebre del mundo en escultura de arena, pero no solamente el pesebre, sino que los momentos bíblicos más importantes como un paseo escultórico, donde el visitante entre y tenga todo a su alrededor para mirar, pero con una estructura de más de tres metros de altura”, cuenta.
Para lograr este sueño, planea convocar a varios de sus colegas del mundo entero, en un megatrabajo que planea culminar en días.
Pero para lograr el sueño, necesitan algo importante: recursos económicos. “Tenemos que ir golpeando puertas primero, e ir viendo los recursos para realizar el proyecto. Intentaremos contar con el acompañamiento de algunas de las instituciones públicas, y conseguir auspicios que puedan hacer posible el evento”, compartió Óscar.
Con respecto al reconocimiento personal, Garcete es consciente de que “nadie es profeta en su tierra”, por lo que no sueña con ser famoso. “No ambicioso absolutamente nada en cuanto al reconocimiento personal, pero lo bueno sería que el arte tenga su espacio acá en el país. Lastimosamente no lo tiene, tenemos la ruta de la chipa, la ruta de la caña, pero no tenemos la ruta del mayor patrimonio cultural musical nuestro, la guarania. Podríamos empezar a hacer pequeñas obras de arte en la Costanera de Asunción José Asunción Flores, siguiendo por la Chacarita, donde está la memoria de Maneco Galeano, y terminar en el Mburicaó, con Manuel Ortiz Guerrero. Es pequeño lo que falta para comenzar, solo se necesita creatividad”, reflexiona el entrevistado.
La escultura que Óscar realizó en el marco de la Expo 2019 se denominó “Homenaje a los trabajadores” y estuvo compuesta por la imagen de una cocinera, representando a la industria alimenticia, un metalúrgico, representando a la industria de la construcción, y una doctora, representando a la industria de la medicina. El trabajo debió ser desmoronado pocas horas después de ser culminado, debido a la necesidad de montar espacio en la expoferia para la rueda de negocios.