Especial: Un siglo de Carmen Soler, poeta de combate (1924-2024)

Hoy se celebra el centenario de la poeta paraguaya Carmen Soler (Asunción, 4 de agosto de 1924 - Buenos Aires, 19 de noviembre de 1985). El Suplemento Cultural le dedica la presente edición.

Especial: Un siglo de Carmen Soler, poeta de combate (1924-2024)
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Hoy se conmemora el centenario de la poeta paraguaya Carmen Soler, nacida el 4 de agosto de 1924 en Asunción. Militante del Partido Revolucionario Febrerista (PRF) desde 1947 hasta 1954, y del Partido Comunista Paraguayo (PCP) a partir de 1954, su activa oposición a las dictaduras de los generales Higinio Morínigo Martínez (1940-1948) y Alfredo Stroessner Matiauda (1954-1989) marcó su vida y su obra con la prisión y el exilio.

Morínigo, el PRF y el destierro inicial

A los 18 años de edad, Carmen Gladys Soler Canale se transladó al Chaco con su esposo, Marco Aurelio «Quiná» Aponte (1917-1973). Allí, como maestra rural bilingüe, conoció directamente las penurias de los campesinos, de los indígenas, de los trabajadores de los enclaves tanineros, de las mujeres del pueblo. Fueron sus años de juventud, de militante febrerista y luchadora contra la dictadura de Morínigo, de la fundación de la Unión Democrática de Mujeres junto con la maestra y bioquímica febrerista Esther Ballestrino (quien se exiliaría en Argentina para convertirse en una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo y terminar asesinada por la dictadura del vecino país en 1977), del nacimiento de su única hija, «Matena» Aponte (María Eugenia Aponte Soler, 1946-2019), del ascenso del autoritarismo, del primer destierro, de los primeros versos y de las primeras publicaciones. Tras la guerra civil del 1947, como muchos opositores, tuvo que abandonar el país.

El primer libro de Carmen Soler, Poemas, Montevideo, Aquí Poesía, 1970 (Archivo ABC Color)

Stroessner, el PCP y el destierro final

Volvió a Paraguay en 1954, con Stroessner en el poder, y en 1955 fue arrestada (según consta en el informe policial, por juntar firmas para la Cruzada Paraguaya contra la Bomba Atómica y de Hidrógeno, presidida por su padre, el febrerista Miguel Ángel Soler) y pasó a engrosar el registro de presos políticos recordado como «Archivo del Terror». Se afilió al PCP, se casó con Luis Casabianca –también militante del PRF y el PCP sucesivamente (como su hermano, Miguel Ángel Soler)–, se sumaron al Frente Unido de Liberación Nacional (Fulna), fueron deportados y vivieron entre entradas y salidas de la cárcel y el país. En 1968, a punto de cruzar la frontera luego de una estancia clandestina en Asunción, fue detenida y arrojada a los calabozos de «La Técnica» (hoy Museo de las Memorias), donde sufrió torturas e inició una huelga de hambre que duró un mes. Obtuvo asilo político en la embajada de Uruguay y desde entonces hasta su muerte en Buenos Aires en 1985 vivió en el exilio.

El segundo libro de Carmen Soler, En la Tempestad, Buenos Aires, Cartago, 1986 (Archivo ABC Color)

Libros y opiniones

No es de extrañar, por todo esto, que un reciente artículo publicado en México sobre la marca del exilio en la vida y obra de las poetas hispanoamericanas incluya, entre otros nombres, el suyo, ni que en un artículo publicado en Argentina en 1960 Augusto Roa Bastos la llamara «poeta de combate».

El primer libro de Carmen Soler, Poemas (Montevideo, Aquí Poesía, 1970), fue impreso por la Comunidad del Sur en forma cooperativa, con xilografías hechas con tacos originales del Club de Grabado de Montevideo, y lleva en la solapa estas palabras de Rubén Yacovsky: «Casi toda la obra de Carmen Soler se inscribe en una línea de compromiso, en el buen sentido –tal vez único– de tan usado término. Herib Campos Cervera, uno de los mejores poetas que ha dado el Paraguay, decía que “toda poesía debe servir”. Y Carmen Soler lo logra: sus poemas expresan con intensa sobriedad una militancia política, una preocupación y una lucha constantes por la liberación de su pueblo. El exilio, la prisión, y, lógicamente, el silencio con que en su propio país se intenta soslayar su obra, avalan esa actitud».

Carmen Soler en Estocolmo, 1976-78. Archivo de Luis Casabianca

Aunque se ocupó de la selección de poemas, no llegó a ver materializado su segundo libro, En la Tempestad (Buenos Aires, Cartago, 1986), con prólogo de Hamlet Lima Quintana, porque salió de imprenta en mayo de 1986, meses después de su muerte, ocurrida en noviembre. El tercero, La alondra herida (Asunción, Arandurá, 1995), antología póstuma con prólogo de su hija, María Eugenia «Matena» Aponte Soler, lleva ilustraciones de Olga Blinder. El cuarto, Poesías reunidas (Asunción, Servilibro, 2011), fue el primer volumen de la colección «La Mujer Paraguaya en el Bicentenario», de la Secretaría de la Mujer. El quinto, Antología poética (Buenos Aires, Revista La Marea, 2016), fue una compilación realizada por María Eugenia Aponte Soler.

En homenaje a la centenaria autora, presentamos el «Especial: Un siglo de Carmen Soler (1924-2024)».

Índice

Página 1: Especial: Un siglo de Carmen Soler (1924-2024).

Página 2: Carmen Soler, poeta nómada.

Página 3: Carmen Soler, poeta de combate.

Página 4: Carmen Soler, 5 poemas 5.

Carmen Soler en Buenos Aires

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