Pindó: tradición que resiste a la pandemia

Los vendedores del Paseo de los yuyos resisten como pueden la crisis económica derivada de las medidas antipandemia covid-19. Con mucha esperanza, trenzan los pindó para el Domingo de Ramos, y ponen a prueba la fe sabiendo que, aunque no habrá misa, las palmas serán bendecidas igual.

Doña Simeona Acosta, con la esperanza de vender y de ver a Marito.
A la espera de ser el ansiado pindó karai para proteger la casa. Soledad Thompson ofrece sus trenzados en Pettirossi.
Las palmas serán bendecidas por sacerdotes quienes recorrerán los barrios.
Tres generaciones. Alberto, Analía y Aparicia Torres trenzan sus palmas a vender en el Paseo de los yuyos.
La fe puede más que el confinamiento. Hay palmas desde G. 5.000 al menudeo.
Leovigilda Cabañas, Vanessa Balbuena y Ña Sole desafían al covid-19 .
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No hay coronavirus que pueda contra la fe y la tradición católica. Aunque en la semana el stock de palmas era incierto, ayer las vendedoras del Paseo de los yuyos del Mercado Cuatro se dieron a la aventura de entretejer las hojas de pindó, adosarle flores de siempre vive y ramitos de romero para venderlas a los creyentes que esperan la bendición de las palmas este 5 de abril, fecha en que la feligresía católica celebra el tradicional Domingo de Ramos.

Ayer, el Paseo de los yuyos (Pettirossi y Rca. Francesa) estaba poblado por un puñado de artesanas y artesanos que en lo que lleva rezar un Padre Nuestro, terminaban de tejer una palma con el ánimo de venderla a los escasos transeúntes y automovilistas que se animaban a salir en medio de la fina llovizna y del confinamiento provocado por la cuarentena por la pandemia del coronavirus.

“No salimos por capricho, salimos porque tenemos hambre. Cuando Marito (Abdo Benítez) vino acá (señala el humilde puesto) yo le di mi bendición y le dije que iba a ganar. Le hice sopa paraguaya, él comió y me dijo que cuando él sea presidente se ocuparía de nosotros. Hasta ahora le estoy esperando”, dijo una exaltada Simeona Acosta quien parece haber perdido la cuenta de los años que tiene. Y pese a estar en el grupo de riesgo, sale a la calle a buscar el sustento porque el hambre no espera. “En los 30 años que llevo trabajando en el mercado pasamos por muchas crisis pero nunca una como esta”, dice Soledad Thompson, o Ña Sole, quien junto con Vanesa Balbuena y Leovigilda Cabañas trabaja de manera corporativa tejiendo palmas. Según la tradición católica, las hojas del pindó se utilizan para ahuyentar los malos espíritus. Se colocan a la entrada de la casa para proteger a la familia. En la iglesia, los párrocos guardan la palma para utilizarla al año siguiente cuando la queman y las cenizas se utilizan para marcar con la cruz la frente de los cristianos en el inicio de la cuaresma. Este año, por disposición del Arzobispado, no habrá misa y los pindó se bendecirán mediante recorrido en camionetas con altoparlantes en los barrios.

Pedidos y delivery

Para pedidos o delivery, los teléfonos son los siguientes: Simeona Acosta (0993) 555-232, Soledad Thompson (0986) 567-412, Leovigilda Cabañas (0986) 113-890, Alberto Torres (0986) 184-875, Aparicia Ramírez de Torres (0982) 468-768, Sra. Carmen de Las cuatro hermanas (0982) 447-910. En promedio, las palmas tienen un precio de G. 5.000 cada una, entre ellas ya vienen con las flores de siemprevive y romero adosadas a las trenzadas.

También hay precios al por mayor, a partir de la docena y dependiendo del tamaño se encuentran entre G. 3.000, G. 5.000 y G. 10.000.

Texto y fotos: Marta Escurra y Arcenio Acuña.

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