–El Principito en guaraní, ¿por qué eligió esta obra?
–Hay como una percepción de una necesidad enorme de tener materiales en guaraní, especialmente de literatura de carácter universal, que superen todo lo que ya sabemos más allá de los mitos, leyendas y textos folclóricos. Entonces, los que están con la educación bilingüe y los interesados en general pueden ampliar así su universo lector.
–Se está traduciendo bastante literatura universal: Quijote, Platero y Yo. Usted tradujo Mafalda.
–Félix de Guarania ya había traducido varias obras universales al guaraní. Paró aquello y nos decía Vidalia (Sánchez, la editora de Servilibro): “Necesitamos volver a retomar”, después de la gran aceptación que tuvimos con Mafalda, con los 10 tomos en guaraní. Nos propusimos y encaramos El Principito, una obra emblemática que lanzamos días atrás en la Alianza Francesa.
–No es la primera traducción de El Principito...
–No. No leí la anterior porque tuvo una circulación muy restringida. Fue una traducción de la señora (De las Nieves) Domínguez (2005). Creo que fue una edición personal más bien. Como es una obra ya liberada, no hay derechos autorales y yo me basé en la traducción del francés al castellano paraguayo de Elvira Yurrita...
–Dicen que El Principito es la segunda obra más traducida en el mundo después de la Biblia...
–Sí, y hay traducciones al castellano que tienen modismos, o argentino, o chileno o de otro país. Cada cual tiene su regionalismo...
–El Principito no es un príncipe de verdad ni un extraterrestre. Habrá sido difícil encontrarle...
–“Mitâmi” eligió llamarle la señora Domínguez. El autor francés decidió llamarle Principito, más bien por una cuestión afectiva. Él viene de otro planeta pero se parece a un mitã’i grande...
–No es un mitã’i...
–No. Un mitãrusu sería...
–Tampoco se le puede decir mitãrusu’i.
–No. No es mitãrusu’i... Un muchachón.
–Tampoco tendota’i...
–Tampoco, porque El Principito no tiene nada que ver con una cuestión de poder, de monarquía, etc. En el francés de Saint Exupery tampoco es un Principito de verdad. Se le llama así por el afecto. Acá mismo le decimos “che rey“, “che príncipe” a la gente cara a nuestros afectos. El Principito es un muchachito muy querible...
–Inocentón...
–El Principito es una prosa muy poética y el guaraní tiene una gran riqueza para la prosa poética. El guaraní tiene una riqueza extraordinaria para todo lo que es traducir emociones, sentimientos, para lo literario. Hay veces que necesitamos más elaboración, más trabajo técnico, pero todo es posible. Es así como el castellano. Tenemos un castellano que evolucionó muchísimo con aportes del griego, el latín, el árabe. Muchísimas lenguas aportaron para el castellano que hoy tenemos. Y las lenguas necesitan del contacto de otras e incorporar lo que le falte. El guaraní no es diferente.
–Cómo tradujo por ejemplo la famosa frase del Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”...
–“Ñandereságui oñemi umi ñanembotekove añetéva”. Lo esencial escapa a nuestra vista. Es invisible a los ojos. Hay una variedad de guaraní más coloquial, más mezclada con el castellano, el guaraní usual de la calle. Luego está el guaraní más trabajado, donde la gente conscientemente elige no mezclar tanto. La gente puede decir por ejemplo: “Embohasami chéve che guitarra” pero en el otro nivel, un poco más consciente, va a decir: “Embohasami chéve che mbaraka”. Pero ya es una elección consciente del hablante. El otro –la mezcla con el castellano– es como más espontáneo. Luego está una versión mucho más trabajada, literaria, que es una opción ya más difícil, porque en todas las lenguas existe siempre una variedad mucho más elevada y trabajada. Nosotros para nuestras traducciones tomamos la línea intermedia. Nos acercamos al guaraní coloquial, pero mantenemos la inclinación hacia la búsqueda de una lengua más literaria, porque los escritores que traducimos están en ese nivel. No se puede rebajar el original a una lengua más vulgar si el autor mismo no lo hace. Lo que hacemos es respetar el original tal como lo crea el autor.
–¿Qué es lo que más impresiona de El Principito?
–Su candidez extraordinaria, una profundidad de análisis extraordinaria. Apunta a lo esencial de la vida. Cuando ve preocupado al escritor representándose a sí mismo como el aviador perdido en el desierto, le hace preguntas que mueven toda la estantería. “Qué hago en esta vida”, “Hacia dónde tengo que ir”, “A qué le estoy dando valores en mi vida”. A veces dejamos lo esencial por cosas que no son importantes pero que son urgentes y también necesarias. Un amigo me decía: “Yo tuve que pasar por un accidente de moto para darme cuenta del ritmo de vida equivocado que llevaba. Hoy soy capaz de dejar algunas cosas y buscar más a los amigos, porque al final eso es lo que a mí me da vida”. Con El Principito es más o menos así...
–¿Por qué el guaraní perdura y se habla en todos los círculos, desde el nivel más alto al más bajo? No es como el quechua, el aymara, etc., que se habla solo en las tribus o comunidades de nivel social bajo..
–Las desgracias de nuestra historia hicieron que se fortaleciera el guaraní. Las lenguas en general son transmitidas por las mujeres, por las madres. Las madres son las responsables de transmitir la cultura en la familia. Desde el momento en que Martínez de Irala y los españoles toman a mujeres indígenas guaraníes después de la Conquista, la lengua llega al hogar. El fenómeno se instaló gracias a las mujeres hablando con los hijos en guaraní y eso no se perdió más.
–Y de eso hace ya más de 500 años...
–El mestizaje fue fundamental. Los jesuitas hicieron lo suyo, luego fue Gaspar Rodríguez, el aislamiento, las dos grandes Guerras... Pero en todos los procesos históricos que vivimos el papel de la mujer en la transmisión de la lengua fue vital. El guaraní sobrevivió gracias a las mujeres...
–Los religiosos de la época le llamaron al Paraguay “Paraíso de Mahoma” cuando se quejaron al emperador (Carlos V) por la decisión de Irala de tomar mujeres.
–Claro, no había límites. El mismo Martínez de Irala dejó muchísimos hijos. Así se fueron formando las redes de mestizaje que finalmente hicieron que esta cuestión bilingüe trascendiera lo puramente tribal. Paraguay es el único país del continente donde una lengua indígena es hablada por mestizos, no solo por pueblos o tribus. El guaraní se convirtió en el caracú, en la esencia del paraguayo.
–¿Cómo le afecta el avance demoledor de la tecnología?
–Es increíble que el guaraní no retrocede ante nada, ni con este avance acelerado de la tecnología. Le pido que haga un balance de todos los mensajes que recibe por Whatsapp para comprobar lo que le estoy diciendo. ¿O acaso los memes que más gracia nos causan no están en guaraní? El celular trae información rápida, imágenes, videos que circulan y la presencia casi simpática y graciosa del guaraní en los medios permanentemente es muy dinámica. Hay videos que se traducen al guaraní enseguida y que caen muy bien...
–Algunos creen que el guaraní entorpece y es una muralla...
–Es increíble que perviva todavía ese tipo de pensamiento. La raíz y la identidad del paraguayo están en su lengua. Una lengua natural nunca perjudica a otra. Una mente bilingüe está preparada para hablar cualquier otra lengua. Tiene mucha más ventaja una mente bilingüe. En Estados Unidos no hay drama por el contacto entre el inglés y el castellano y, yendo más cerca, nadie hace cuestión por el uso espontáneo entre el español y el portugués en nuestras fronteras...
–Singapur, por ejemplo, eligió el inglés como idioma oficial, para llegar a su nivel de desarrollo...
–El nivel de desarrollo no tiene mucho que ver con la lengua. Es un factor en ese caso. Singapur dio el salto porque volcó su inversión en educación. Además, dio un salto en términos de desarrollo. Japón contradice totalmente esa teoría. Ahí hablan japonés y es uno de los países más desarrollados del mundo. El idioma se habla solamente en la isla, en ninguna otra parte. ¿Por qué nosotros no podemos ser como Japón con nuestro guaraní? Yo estoy convencida de que el Paraguay se puede incorporar al mundo con su propia lengua. Nosotros lo que tenemos es un cierto miedo con el guaraní porque es una lengua indígena y asociamos lo indígena con lo rural, con el atraso, con lo salvaje. Cerramos los ojos ante la realidad de que tenemos hoy una lengua evolucionada, que trasciende a todas las demás lenguas indígenas del continente por un fenómeno que comenzó hace 500 años. Pienso que tenemos que ayudarlo más, hacer una industria del guaraní, trabajar todas las áreas y hacer que los paraguayos nos sintamos orgullosos de nuestro idioma en todos los contextos.