Uno de los audios del operativo Berilo revelados ayer en el programa Crimen y Castigo, que se emite de lunes a viernes a las 18:00 por ABC TV, fue grabado el 18 de mayo de 2018. Se trata de una conversación entre Cucho y su abogado Santiago Luis Cano Cubas. En ella, el letrado le pide permiso a Cucho para llamar al “diputado” de modo a que este “liquide” una causa estancada en la Corte Suprema de Justicia. Así fue la conversación:
–Cucho: ¿Ha upéi?
–Abogado: Tranquilo. ¿Nosotros tenemos poco tiempo porque Bajac se va, verdad?
–Cucho: Por Olimpio (¿Rojas?) yo te dije.
–Abogado: Viste que si llevamos a la Corte y el diputado tiene su entrada ahí, podemos liquidar en la Corte, por más que se haya rechazado su argumento en el Tribunal de Apelación, Tribunal de Cuentas.
–Cucho: ¿Y no le llamaste pio al diputado?
–Abogado: Y le voy a llamar si vos me decís.
–Cucho: Llamale nomás ya.
–Abogado: Dale, le llamo.
En otro diálogo entre los mismos personajes, el 24 de mayo del año pasado, hablan sobre un enorme terreno en litigio situado en la zona del kilómetro 8 de Ciudad del Este, que aparentemente perteneció a un tal Venancio Bogado, pero que fue adjudicado a otra persona, por lo que Cucho y su abogado supuestamente estaban maniobrando para que fuera retitulado a nombre de Miguel Ángel Medina Mauro. Este último es un exintendente de Presidente Franco, fallecido en 2013, esposo de la concejala departamental de Alto Paraná, Marciana Mabel Otazú, y padre del supuesto cómplice encarcelado de Cucho, Diego Miguel Medina Otazú, y de la amante declarada del capo, Rocío Azucena Medina Otazú. La parte más comprometedora de la charla es esta, aunque al final de ella mencionan al diputado amigo:
–Abogado: Hablé con Otto, para preguntar quién era el escribano. Y el escribano que firmó es el presidente de la Asociación de Escribanos de Alto Paraná. Y el tipo que se adjudicó (el terreno) es su cliente luego. Es un tipo que hace negocios así. La jueza ahí se cambió. La jueza de ahora es Maricel Meaurio. Y yo entré y hablé con ella, ya le dije cuál es la situación. Ella va a anular (el título de propiedad), pero todo tiene su costo, me dijo. Y yo quiero solución nomás, le dije. Total, la señora va a pagar, le dije.
–Cucho: Lo que nosotros tenemos que hacer es dejar nomás que ellos hagan, para que yo no gaste más. Yo ya hice luego un trato apu’a con ellos.
–Abogado: Sí, yo ya hablé también con la señora (¿Mabel Otazú?). Ella está consciente de que ellos tienen que arreglar porque vos te vas a descomponer con ellos. Yo ya encaminé todo. Nosotros únicamente seremos quienes saquemos ventaja ahí.
En la noche del 6 de julio de 2018, el abogado Santiago Cano, quien estaba jugando al fútbol, le devuelve la llamada a Cucho Cabaña y hablan sobre una inminente injerencia en el Tribunal de Cuentas para que se resuelva favorablemente dos causas pendientes. La Fiscalía entiende que Cucho iba a recurrir a un amigo con influencias para que lo ayudara a inclinar la balanza. Así fue la primera parte de la conversación:
–Cucho: ¿Qué necesitamos del Tribunal de Cuentas?
–Abogado: Te voy a enviar ahora mismo la carátula del expediente que necesitamos que se rechace. Que se rechace el pedido de nulidad que planteó ese tavyrón de Aguilar (Víctor Eduardo Aguilar) y que se firme ya el levantamiento de la medida cautelar del expediente principal que pesa sobre Ciudad del Este y Franco.
El 12 de julio del año pasado, Cucho y el abogado Cano sostienen una reveladora conversación que se basa sobre el soborno que supuestamente tenían que pagar para conseguir el título de propiedad de un costoso terreno del kilómetro 8 que estaba en disputa. El monto que se tenía que desembolsar era de 2.000 dólares, conforme a la interpretación de la Fiscalía. Al parecer, hubo un acuerdo con los funcionarios corruptos, según esta comunicación:
–Abogado: ¿Vos tenés condiciones de liberar esa plata que es para el tema del certificado de adjudicación, para pasar acá en el Tribunal, para mañana, si nos consiguen todo?
Cucho: ¿Eso piko hay que pagar otra vez?
–Abogado: Y eso es el que vos me dijiste, que hay tanto, para que yo vea en el Juzgado.
–Cucho: Ah, ese es para arreglar entonces.
–Abogado: Claro. Ese es para que nos saquen todos los (documentos) originales del Tribunal, de esa gente que nos vendió el certificado, la copia nomás.
–Cucho: No, pero yo te digo que era para anular el título.
–Abogado: Sí, así mismo. Ahora ya hablé con Jony (¿funcionario?) y me va a dar para mañana. Yo le dije que si tenemos en nuestras manos el oficio y el certificado de adjudicación, tranquilo le dije. Pero tenemos que tener, le dije. Y ahora él está laburando. Si tenemos, para liberar esa plata.
–Cucho: ¿Pero eso vamos a hacer para la nulidad ya del título que hay?
–Abogado: Claro. Nosotros vamos a tener el certificado de adjudicación original, como si fuese que haya sido el único que salió en el expediente, con el oficio original también.
–Cucho: ¿Y el título cómo queda, el que se sacó ya?
–Abogado: El título que se sacó ya no sirve, se queda sin valor eso. Y nosotros ya tenemos el impuesto y con eso yo salgo del Juzgado y ya me voy a Registros Públicos a inscribir.
–Cucho: ¿Y por cuánto nos van a hacer?
–Abogado: Dos mil (¿dólares?).
–Cucho: ¿Pero terminado ya, con el título en mis manos?
–Abogado: Sí, terminado ya. Nosotros vamos a inscribir nomás ya. Podemos hacerlo acá en Ciudad del Este o en Asunción, donde va a ser más rápido.
–Cucho: ¿A nombre de quién va a venir eso?
–Abogado: A nombre de Miguel Medina todavía. Nosotros tenemos que subrogar eso.
–Cucho: Ah bueno. Sí vamos a tener (la plata). Metele nomás.
–Abogado: Dale. Entonces yo ya hablé todo con ellos. Mañana vamos a laburar a full para que salga eso.
El 25 de julio de 2018, en otro caso paralelo, suena el teléfono de Cucho. El llamador es un policía de apellido Aguirre, quien supuestamente trabajaba en la comisaría del barrio Remansito de Ciudad del Este, de donde es oriundo el supuesto narco. Cucho envía al agente a la Dirección de Policía de Alto Paraná para tratar de recuperar un automóvil incautado de un amigo de nombre Aldo, quien fue retenido en una barrera porque no tenía licencia de conducir. Cucho le instruye al policía para que hable con un comisario de apellido Flores, pero aparece en escena otro comisario de apellido Ovelar. Cucho pide a Aguirre que consiga el número del citado comisario, para que este reciba la llamada del diputado colorado Ulises Quintana, seguramente como para que el parlamentario presione al uniformado. Cucho también autoriza a Aguirre a que invoque a una fiscala de nombre Estela, del barrio Remansito. Supuestamente, la mujer aludida es la fiscala Estela Marys Ramírez, quien fue vinculada sentimentalmente con Cucho, aunque ella negó conocerlo personalmente:
–Policía: Patroncito. Aguirre soy. Estamos acá en la Jefatura y ya pregunté en la oficina de guardia por el comisario Flores, pero acá me dicen que no hay ningún comisario Flores. No te dijeron por si acaso comisario Ovelar o que, porque el comisario Ovelar es el jefe de Motorizada.
–Cucho: ¿Pero está ahí el auto (retenido)?
–Policía: Sí. Acá está en la Motorizada.
–Cucho: Bueno, y vos no tenés su número para que le llame Ulises.
–Policía: Me voy a bajar a la oficina y te llamo enseguida.
–Cucho: No. Sabes qué. Conseguime su número y voy a hacer que le llame Ulises.
–Policía: Voy a hablar nomás primero con ellos.
–Cucho: No. Tenemos que conseguir el número de Ovelar. ¿O vos nomás ya le vas a hablar? Mejor que le llame directamente Ulises.
–Policía: No. Yo nomás ya les voy a decir que vengo de parte de Estela.
–Cucho: Sí. Decile que te envía la fiscala penal Estela, de mi barrio.
–Policía: Dale. Ya hablo nomás con ellos.
El 19 de agosto de 2018, Reinaldo Cabaña, alias Cucho, pide a su abogado Santiago Cano Cubas el detalle de la conformación del Tribunal de Cuentas Segunda Sala, en el que un tal Aguilar presentó un recurso contra ellos en un litigio por una propiedad con la que supuestamente se querían alzar. El abogado le da un reporte jurídico del caso y le promete enviar la foto de la carátula del expediente, “justo como le envié a Ulises hace algunos días”. Supuestamente, Cucho Cabaña le iba a pedir al diputado Ulises Quintana que presionara para finiquitar el proceso.
El 28 de agosto de 2018, el día en que cayó retenido un caudal de 190.000 dólares, en una barrera policial en Nueva Londres, Cucho Cabaña y el diputado Ulises Quintana hablan varias veces por celular, primero por llamada normal y luego por WhatsApp. En una de las conversaciones, el diputado le pregunta a Cucho si había que maquillar el dinero incautado por la Policía. La plata fue hallada en poder del “cuñado” de Cucho, Diego Miguel Medina Otazú. Supuestamente, el efectivo que después fue liberado con mediación del parlamentario se usó para comprar una carga de 53 kilos de cocaína, que al final sería incautada al cruzar a territorio brasileño. Esa tarde, durante las negociaciones para recuperar el efectivo, Cucho habla también con uno de los presuntos miembros de su esquema de lavado de dinero, el fugitivo Óscar Adrián Monges, quien figura como dueño de la empresa Neos, mediante la cual se blanqueaba la plata obtenida por la venta de cocaína, según el Ministerio Público. En esa charla, para conseguir documentos que justifiquen el dinero confiscado, el propio Cucho compromete seriamente al diputado Ulises Quintana. Fue de este modo:
–Óscar: Vamos a preparar el documento, pero tenemos que saber qué escribieron (en la comisaría de Nueva Londres). En documentación no hay problemas.
–Cucho: No, él dijo que trabaja para Neos y que estaba llevando a Asunción la plata. Eso dijo el que se le agarró. Él está en la comisaría (por Diego).
–Óscar: Entonces mi abogado tiene que llamar a esa comisaría para decirles que le vamos a presentar todos los documentos.
–Cucho: No. El diputado ya habló allá. El diputado necesita el documento. El diputado se va a ir, no es cualquiera. Nuestro abogado es el diputado.
–Óscar: Yo entiendo, pero la forma legal es. Nosotros tenemos que justificar para qué estábamos enviando la plata. Para pagos de mercadería o producto de importación tiene que ser. Para depósito en nuestra cuenta, allá en Itaú. Máximo en 15 minutos vamos a saber ya.
–Cucho: Y decile que el diputado acá es abogado. Ulises Quintana. Él luego va a resolver con ese documento. Por WhatsApp nomás necesita enviar. No va a pasar a la Fiscalía, si él maneja todo eso.
–Óscar. Bueno. En eso no hay problema.