PEDRO JUAN CABALLERO (Gilberto Ruiz Díaz, corresponsal). Poco después del mediodía, el interno brasileño José Huppes, ligado estrechamente a la organización criminal Primer Comando Capital (PCC), se acercó a la dirección del establecimiento penitenciario, donde en presencia del jefe de seguridad Nicolás Acosta, el director Antonio Bazán y el jefe de investigación interna Antonio Amarilla entregó el pedazo de dinamita en gel envuelto en hule y papel aluminio, informaron.
De acuerdo con los expertos, la detonación de los 249 gramos de este explosivo podría haber derrumbado o afectado seriamente unos 50 metros a la redonda del edificio o las instalaciones del penal.
También podrían haber sido utilizado para derrumbar una parte del muro perimetral y de esa forma generar una nueva fuga masiva como la que se registró en la madrugada del domingo 19 de enero pasado, conforme explicaron.
Según los uniformados, otro interno confabulado para perpetrar el atentado en el reclusorio es el narco brasileño Ronny Von Goncalves Silva, detenido en agosto del 2019 en la ciudad de Pedro Juan Caballero con 51 kilos y 600 gramos de cocaína.
Von Goncalves y Huppes compartían la misma celda junto a Miguel Ángel Aquino Vera, quien se desempeñaba como capataz del pabellón donde estaban encerrados, explicaron fuentes penitenciarias.
Las primeras pesquisas efectuadas por agentes del departamento de Investigaciones de Asunción señalan que la carga explosiva ingresó al penal unos 15 días atrás, sin embargo, hasta ahora no se sabe exactamente mente cómo lo hicieron.
En la mañana del sábado último, gracias al escáner, los funcionarios descubrieron un cable detonante y dos estopines en el interior de un salame que una mujer identificada como Liz Lorena Franco Núñez dejó en la guardia para que le entreguen al reo Miguel Ángel Aquino Vera. La mujer fue inmediatamente detenida y la misma confesó que una persona de nombre Cinthia Natalia Mendieta Duarte (30) le pidió que entregue la encomienda, cuyo destinatario en realidad era el brasileño Huppes. Desde ese momento, las autoridades efectuaron constantes revisiones y reforzaron los controles, los que finalmente obligaron a los complotados a entregar la dinamita.