Según ha informado la Guardia Civil en un comunicado, la operación ” Confinity-Interdit”, llevada a cabo en colaboración con agentes de Vigilancia Aduanera y de la Agencia Tributaria, permitió el pasado miércoles incautar el alijo de cocaína, de gran pureza y que estaba repartida en 450 paquetes de 1,1 kilos cada uno. Dos días después, bajo la dirección del juzgado de instrucción número 2 de El Prat de Llobregat (Barcelona), los agentes hicieron una entrega “controlada” del contenedor, ya sin la droga, lo que permitió detener en el parque logístico de la Zona Franca de Barcelona a tres personas a las que presuntamente iba destinada la cocaína.
El hallazgo es fruto de las investigaciones que la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera estaba llevando a cabo desde hace meses, ante las sospechas de que empresas importadoras de mercancía procedente de países sudamericanos pudieran estar introduciendo grandes cantidades de droga a través del Puerto de Barcelona.
A finales del año pasado, los investigadores centraron su investigación en varias sociedades con sede en la capital catalana cuya actividad era susceptible de encubrir el tráfico de cocaína. En los dos últimos meses, se han inspeccionado numerosos contenedores del Puerto de Barcelona hasta que el pasado 22 de abril se encontró el alijo de 495 kilos de cocaína, en una operación en la que participó el Servicio Cinológico de la Guardia Civil, con dos guías y sus respectivos perros detectores. La empresa destinataria de la mercancía, que se encuentra ubicada en Barcelona, había declarado la importación de briquetas de madera, un combustible utilizado para estufas y chimeneas, procedentes de Paraguay. La cocaína viajaba camuflada entre las briquetas de madera, lo que dificultaba ser detectada tanto por los escáneres como por perros de la unidad de narcóticos. Los detenidos, acusados de un delito de tráfico de drogas, fueron trasladados a dependencias de la VII Zona de la Guardia Civil en Cataluña, antes de pasar a disposición del juez de instrucción que lleva el caso.