“Lo que más echo de menos es el olor de mis hijos cuando los abrazo, el olor del cuerpo de mi esposa, el perfume de mi papá. La anosmia te priva de los olores de la vida, es una tortura”, dice Jean-Michel Maillard, presidente de la asociación “Anosmie.org”.
“Descubrimos el olfato cuando lo perdemos”, lamenta Maillard, a quien un accidente le dejó anósmico. Sin hablar del problema de no poder oler el gas, el humo o un basurero mal lavado.
Las comidas también son un problema ya que el 90% de lo que comemos está relacionado con el olfato, dice Alain Corré, otorrinolaringólogo del Hospital Fundación Rothschild de París.
“Hay decenas de causas de la anosmia”, explica el especialista que cita las poliposis nasales, las rinitis crónica, la diabetes, el Alzheimer, el Parkinson. Y ahora, el covid-19. En este caso, es un síntoma que ayuda al diagnóstico.
“Según los primeros datos, un poco más del 80% de los pacientes aquejados de covid-19 lo recuperan espontáneamente en menos de un mes y a menudo antes, en 8-10 días” , dice Alain Corré, otorrinolaringólogo del Hospital Rothschild de París.
Para otros, pareciera que las neuronas olfativas, que actúan como detectores de los olores, fueron destruidas por el virus. Pero la buena noticia es que estas neuronas, situadas en el fondo de nuestra nariz, tienen una capacidad de regeneración.
La reeducación olfativa permite seguir estimulando las funciones cognitivas, las vías que asocian la memoria y el olfato, desarrolla el otorrino.
Recomienda para ello, elegir cinco olores de la cocina –los que más le gustan– como canela, tomillo, laurel. Huélanlos dos veces al día, durante 5 a 10 minutos, mirando lo que está oliendo.