Thibault, como se conoce al paciente, perdió la movilidad de las cuatro extremidades hace cuatro años, fue capaz de dirigir los movimientos de un exoesqueleto, una armadura motorizada, a través de su mente.
El prototipo funciona con unos electrodos implantados en el cráneo que captan las señales enviadas por el cerebro y las traducen en señales motoras explicaron los investigadores.
Las heridas en la médula espinal comportan una tetraplejía (parálisis de los cuatro miembros) en alrededor del 20% de los pacientes.
El caso de Thibault es una “prueba de concepto: “los investigadores mostraron que era posible captar correctamente esta actividad eléctrica de forma continua y transmitirla en tiempo real y sin cables hacia el ordenador que las descodifica.
Con el tiempo, los pacientes podrían tomar objetos con la mano y mejorar el equilibrio del exoesqueleto, que es el punto débil de este tipo de robots.
Pero aún queda un largo camino por recorrer antes de utilizarse en el día a día.