–¿Qué puede hacer Paraguay ahora, con miras a la revisión del Anexo C?
–Yo creo que hay que trabajar en diferentes ámbitos, porque Brasil va a tratar de coaccionarnos de vuelta si no le damos el gusto, tal como sucedió el año pasado (Acta Bilateral). Tenemos que ir trabajando en el ámbito político y reglamentario para que (la aludida coacción) no tenga tanto impacto en esta oportunidad; es decir, a través del tema del comercio en frontera y otras cuestiones.
–¿Es cierto que Paraguay puede licitar la venta directa de su energía al mercado brasileño a partir del 2023, tal como lo creen algunos compatriotas?
–Yo creo que las regulaciones brasileñas no van a dejar que eso se haga. Si ni siquiera nos ha dejado vender la energía de Acaray a su mercado ¿porque nos dejaría vender la de Itaipú”?
–Pero, según el Tratado la energía que contratemos será nuestra y la podemos comercializar libremente.
–En todo caso, ellos (las instituciones brasileñas) lo tienen que permitir y eso, en la práctica, no ha sido posible, ni siquiera con la energía de Acaray, que es totalmente nuestra”. La autorización (de importación) es una potestad del Ministerio de Energía del Brasil, que tiene que sacar una resolución, así como lo hace para el ingreso de energía supuestamente argentina que va al Brasil por Garabí, que en realidad es de Yacyretá.
–O sea, ¿podrían simplemente bloquearnos?
–De hecho, en este momento está bloqueado.
–Entonces, ¿qué es lo que se puede hacer?
–Lo más arriesgado que puede hacer el Paraguay es rechazar ese bloqueo y buscar otro comprador, para lo cual necesitaremos líneas de transmisión. Hoy ni siquiera podemos amenazar con que empezaremos tratativas con clientes de otros países. No obstante, ese era el sentido de convocar a potenciales compradores para expresar interés en bloques de energía (a mediados del año pasado), que nunca se pudo hacer (por el escándalo del Acta Bilateral). Lo correcto es que la ANDE inicie hoy una licitación pequeña, quizás de 50 o 100 MW de Acaray, que tiene una capacidad de 210 MW”. De entrada podría ofrecer 50 MW para “abrir el camino” y que el producto se venda al mejor postor y en forma transparente. Con es se puede visualizar las regulaciones que habría que salvar en Brasil, porque cuando una empresa inaugura una brecha de comercialización, suelen saltar los que de alguna manera se ven afectados en sus monopolios u oligopolios y tratan de impedir. En ese caso, serán los compradores los encargados de ir salvando las barreras proteccionistas para ingresar al mercado brasileño o, en su defecto, al argentino, pero la venta se hace en Paraguay.
–¿Esas “pruebas” podrían servir finalmente para vender directamente la energía de Itaipú?
–Claro. Supongamos que CEMIG, una empresa grande de Brasil, o Copel, otra enorme que ya hizo esto en el pasado, pero hoy no tiene la autorización, expresen interés, ellas pueden abrir el camino, porque montarán la red, podrían arreglar (a su costo) el convertidor de frecuencia de Acaray, etc. Pero, así como están las cosas, hoy (el camino) está totalmente cerrado y no es transparente. Por ejemplo, la ANDE ha comercializado la energía de la central de Acaray a la Argentina, pero sin licitación alguna.
Hay obstáculos para la sincronización
Curiosamente, los que han estado tratando de obstaculizar la ejecución del proyecto de sincronización entre ambas represas binacionales y Acaray serían algunos ingenieros paraguayos de Itaipú, afirmó el ingeniero Pedro Ferreira. La sincronización establece la activación de esquemas de protección que requiere de mucho conocimiento de los sistemas eléctricos brasileño, argentino y paraguayo, para que, si ocurriera un evento, la afectación sea “mínima y controlable”, explicó. Ferreira duda de que hoy exista el “liderazgo necesario” para avanzar también en este “importantísimo proyecto”, que le ayudará a la ANDE a cambiar eventualmente de fuentes, ya sea por razones técnicas o económicas, sin provocar cortes en el suministro local.