Antes de la Ley 5476/ 2015, se gastaba el triple en tarjetas de crédito de baja gama de lo que se gasta hoy, debido a la salida de casi 300.000 usuarios que pasaron a sectores informales para financiarse. En otras palabras, “se fueron al mazo los más pobres, se informalizaron, mientras los más ricos van a Europa”, reflexionó ayer el economista y exministro de Hacienda Manuel Ferreira, en su cuenta en la red social Twitter.
Ferreira sostiene que la gente que dejó de tener una tarjeta de crédito se fue a sectores informales que no explican adecuadamente al cliente sobre la tasa de interés que aplican, y se convierte en un “festín para la usura”, expresó.
La polémica legislación establece que el tope de la tasa de interés de tarjetas de crédito no puede ser más alta que tres veces el valor del promedio de depósitos en el sistema. La tasa promedio de depósitos es de 4,92%, por lo que la tasa de tarjetas no puede ser más de 14,78%.
El profesional sostiene además que la baja de la tasa de interés de las tarjetas de crédito fue tan violenta y sin escalas, que los bancos dejaron de ganar plata con eso, entonces cortaron todos los beneficios, como cuotas sin intereses, descuentos, promociones por puntos, etc.
Además, esta reducción del gasto hizo que se venda menos en los comercios, sobre todo en las pequeñas y medianas empresas (Pymes) que son las que más sufrieron y se vieron obligadas a salir del sistema. “Menos ventas es igual a menos empleo y esto necesariamente se traduce en menos formalización”, insistió.
En conclusión, el exministro menciona que esta ley que en principio era bien intencionada, terminó consiguiendo el efecto exactamente contrario al deseado, por lo que instó a las autoridades a rever estas medidas que solo benefician a un sector.
Ferreira recomendó cambiar el artículo de la ley donde se topea la tasa de interés y pasar a otra ley en que se transparenten los cobros de bancos y que permita a la gente elegir libremente.