Tras asumir la titularidad del Viceministerio de Industria, Marco Riquelme, señaló que el 75% de nuestras exportaciones son de materia prima, hecho que implica una pérdida de ventajas competitivas para el país. Se adjudicó entonces el desafío de encontrar la “vía” para que la producción nacional sea procesada en el país (industrialización) y ayudar al sector privado a través de una plataforma de financiamiento y otras alternativas.
La Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) celebró el mensaje y recordó que cuanto más se industrialicen las materias primas del Paraguay, más beneficioso será para su desarrollo. Enfatizaron que la designación del nuevo viceministro será la “oportunidad” para trabajar en una agenda común con el sector público y dar a conocer la situación real de la industria aceitera del país.
“Necesitamos, definitivamente, instalar políticas públicas, en particular industriales, que permitan derribar obstáculos, alentar el crecimiento industrial y la reinversión en el país. Estamos comprometidos a trabajar en esa dirección”, añade el gremio.
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La realidad de las agroindustrias
La Cappro recordó que la industria aceitera nacional se enfrenta a un escenario muy negativo porque, a pesar la buena cosecha de soja en el 2024, se registró el porcentaje industrialización más bajo de la última década.
La molienda acumulada en el 2024 (hasta noviembre) alcanzó las 2.642.056 toneladas, que implica una reducción de más de 200 mil toneladas con relación al mismo lapso del año pasado.
Con una cosecha récord de 10,70 millones de toneladas de soja, más del 75% de ese volumen fue exportado como materia prima y solo 25% fue procesado en las industrias locales. En consecuencia, las industrias aceiteras paraguayas quedaron con una capacidad ociosa en torno al 40% y una caída en el volumen de la molienda del 10% con relación al año 2023.
“Este escenario tiene como causa el deterioro de las condiciones de competitividad respecto a las fábricas de otros países”, enfatiza.