Tal como sucedió en este 2024, el comportamiento de la molienda o procesamiento de la soja, según se proyecta, será dinámica durante los primeros meses del año venidero, cuando aún se tenga disponibilidad de granos o materia prima, luego empieza un ciclo de descenso sostenido, explicó Sandra Noguera, gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro).
“La verdad es que nos enfrentamos a un panorama muy complejo. Este año, vamos a cerrar la molienda con una caída del 10% frente a los registros de 2023, pese a que iniciamos el 2024 con una buena campaña agrícola, de más de 10,5 millones de toneladas”, explicó.
Según las estimaciones, las aceiteras nacionales procesarán solo el 25% de la producción nacional de granos, atendiendo que la mayor parte se exporta en estado natural, restando la oportunidad de agregar más valor a los envíos locales. “Este escenario se refleja en cómo creció el volumen exportado, pero el ingreso de divisas disminuyó en 5% a raíz de los bajos precios de las commodities agrícolas y la baja participación de los productos industrializados”, añadió.
En general, las divisas generadas por la exportación de productos industrializados representó solo el 24% del total de los ingresos del complejo soja. “Si analizamos la última década, se trata del porcentaje más bajo, al menos desde que se hicieron las grandes inversiones para aumentar la capacidad instalada”, recordó.
Actualmente, las aceiteras están anticipando el paro de sus operaciones ante la falta de disponibilidad de materia prima y la pérdida de sus condiciones para competir por la producción nacional de granos con otras fábricas de la región, atendiendo que en otros países otorgan beneficios de todo tipo para procesar materias primas agrícolas. Se estima que las agroindustrias nacionales quedarán con una capacidad ociosa en torno al 40% al cierre del año.
Abogan por consolidación industrial
La gerente general de la Cappro enfatizó que si se busca posicionar a Paraguay como un proveedor de alimentos de clase mundial, se necesita consolidar una política industrial, que aplique incentivos para beneficiar a otros eslabones y rubros de la cadena, desde biocombustibles hasta el sector de balanceados, que pueden beneficiar la producción de agroindustrias.
En este contexto, desde Cappro urgen la instrumentación de políticas que equilibren la competencia de las industrias locales con las fábricas del extranjero, comenzando con un tratamiento fiscal equitativo. En el presente, las agroindustrias son las únicas que no tienen derecho a la devolución del IVA al exportar productos procesados.
“Además, se requiere de una lucha frontal contra el contrabando y un plan maestro que asegure la navegabilidad de nuestros ríos, que es la principal vía de salida de nuestros productos”, aseveró Noguera.
Convenio de investigación
La Cappro firmó este jueves un convenio con la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción (UCA) para encarar una investigación que profundice en la situación actual de la agroindustria paraguaya y su evolución para luego plasmarla en un libro. El objetivo es realizar un análisis exhaustivo del sector para identificar desafíos y oportunidades para su desarrollo y posibles estrategias que permitan el aprovechamiento del gran potencial que tiene para impulsar los eslabones subsiguientes de la cadena de alimentos y biocombustibles en el país.
Se espera que el material resultante de esas investigaciones sea publicado en el segundo semestre de 2025, al que pretenden convertir en una referencia casi obligatoria para quienes busquen comprender la agroindustria y su potencial para incentivar el crecimiento económico y el desarrollo sostenible de la economía nacional.