Paraguay está impulsando la construcción de un gasoducto en la región Occidental, Chaco, un proyecto que el gobierno considera estratégico para fortalecer la integración energética regional y diversificar las fuentes de energía del país.
Durante la IX Semana de la Energía, desarrollada en nuestro país en octubre último, el viceministro de Minas y Energía, Mauricio Bejarano, destacó la relevancia de este proyecto para acompañar la transición hacia energías limpias y garantizar el acceso a una fuente energética confiable y competitiva.
Con una inversión estimada de US$ 2.000 millones, el gasoducto proyectado recorrerá 1.050 kilómetros, conectando el norte de Paraguay con Argentina y Brasil. Este gasoducto, que podría ser parte de un corredor energético más amplio, permitirá transportar gas natural desde Vaca Muerta, en Argentina, a lo largo de la ruta Bioceánica, abriendo nuevas oportunidades económicas para Paraguay y sus vecinos.
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Transición e integración energética
“El gasoducto no es solo un proyecto energético, es un punto estratégico para la integración regional. Necesitamos acompañar la transición energética con el gas natural como fuente puente, y el Chaco tiene el potencial de convertirse en un nodo clave para este desarrollo”, explicaba Bejarano.
El viceministro subrayó que la integración energética ya no es solo un objetivo, sino una necesidad para toda Sudamérica, especialmente en un contexto en el que varios países enfrentan desafíos de apagones y desabastecimientos energéticos. “Este proyecto refuerza la idea de que los recursos que abundan en un país deben servir para complementar las necesidades de otro. La integración energética es la respuesta a esta complementariedad regional”, afirmó.
Además, el gasoducto permitirá a Paraguay reducir su dependencia de la biomasa en áreas rurales, promoviendo un uso más sostenible de los recursos naturales. “Este proyecto no solo fortalecerá nuestra infraestructura energética, sino que también apoyará el desarrollo de pequeñas industrias y comunidades que podrán acceder a una fuente energética más eficiente y limpia”, agregó Bejarano.
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Obstáculos y oportunidades para el gasoducto
Aunque el proyecto avanza, enfrenta desafíos importantes. Según Bejarano, uno de los principales es la falta de acuerdos bilaterales definitivos con Argentina y Brasil. “Lastimosamente, las autoridades argentinas fueron recientemente cambiadas, porque nos hubiese gustado ya avanzar en un memorándum de entendimiento, pero esto lastimosamente no pasó”, admitió el viceministro al terminar la IX Semana de la Energía.
Agregó que solo asistieron al evento representantes de la embajada de la Argentina. Aunque resaltó que manifestaron que les agrada este proyecto y su intención de trabajar para que el memorándum de entendimiento sea el punto de partida para el gasoducto.
Las conversaciones en el foro del G20, en el que Argentina y Brasil firmaron ayer un acuerdo sobre el gas de Vaca Muerta, abre una ventana de oportunidad para acelerar el desarrollo del gasoducto.
El diario Ámbito, de Argentina, publicó que el acuerdo de entendimiento para que el gas producido en Vaca Muerta pueda llegar a Brasil, sería por 30 millones de metros cúbicos diarios a partir de 2030, el mismo volumen que el país conducido por Lula da Silva solía importar desde Bolivia.
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El memorando fue firmado por el ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, y por su par brasileño de Minas y Energía, Alexandre Silveira, en una reunión bilateral en Río de Janeiro, donde se realiza la cumbre global de presidentes. “El texto busca sentar las bases de la infraestructura necesaria para la exportación del gas argentino desde Vaca Muerta a Brasil”, aseguran.
Señalan que, en principio, se usará el gasoducto Bolivia-Argentina, construido originalmente para importar gas de Bolivia. “Se harán modificaciones en esa obra para que el gas pueda circular de Argentina a Bolivia y después se transportará el gas a Brasil a través de Gasbol, construido en los 90 y conecta los dos países”, añade la publicación.
También analizan conexiones entre la Argentina-Río Grande do Sul, vía Uruguaiana; la Argentina-Paraguay-Mato Grosso do Sul; y la Argentina-Uruguay-Río Grande do Sul.
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Un rol clave en la transición energética
El viceministro enfatizó que el gas natural será un recurso fundamental en la transición hacia energías limpias, ya que servirá como respaldo para fuentes renovables, como la hidroeléctrica y la solar, que depende de condiciones climáticas variables. “El gasoducto garantizará una energía estable y asequible, complementando nuestra generación hidroeléctrica y permitiendo una transición más ordenada hacia alternativas sostenibles”, destacó.
Paraguay espera que el gasoducto no solo impulse su desarrollo interno, sino que también consolide su papel como un puente energético en Sudamérica. Las conversaciones bilaterales y el apoyo técnico y financiero de organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) serán fundamentales para superar los desafíos y materializar este ambicioso proyecto, aseguró.