La marca a la que se refería la entidad binacional Itaipú, comprobada por la institución otorgante de la distinción, hasta el 30 de octubre último, desde el 5 de mayo de 1984, alcanzaba 3.038 millones de MWh, una cantidad casi inaprehensible para cualesquiera de nosotros, más aún si limitamos nuestra capacidad de entendimiento a la experiencia cotidiana.
El año pasado, el mercado eléctrico paraguayo (Sistema Interconectado de la ANDE), consumió 22.079.861 MWh, luego para utilizar los 3.038 millones de MWh hacen falta 138 países como el Paraguay actual. Itaipú, si solo atendiéramos sus registros acumulados de producción, tiene bien merecida la distinción.
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No obstante, además de los reportajes en los medios de comunicación, debemos preguntar acerca de sus repercusiones en el Paraguay, propietario en condominio y por partes iguales de la represa. La gloria, que también en estos casos es sumamente frágil, el reconocimiento, la fama, etc. no son suficientes para el Paraguay.
En fuentes del sector Energía inclusive se sospecha que con tan calificada distinción se buscará seguir tapando el bosque de reclamos paraguayos en Itaipú, con mayor razón en esta coyuntura en la que temas, ya impostergables como la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú -.y de sus artículos correlativos del Tratado -, exigen ya una definición.
El sistema paraguayo aprovechó solo el 9,8%
Por otra parte, no debe olvidarse que de esos 3.038 millones de MWh que produjo Itaipú en esas cuatro décadas, el Paraguay, su mercado eléctrico, según datos extraoficiales, pudo aprovechar apenas 296.770.000 MWh.
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En otras palabras, de la “mayor producción acumulada de energía hidroeléctrica”, el Sistema Interconectado que administra la ANDE pudo aprovechar solo el 9.8%. El 90,2% fue absorbido y exitosamente digerido por Brasil.
Una vez más, el paraguayo, especialmente, el ciudadano de a pie, tiene derecho a inquietarse y preguntar -no solo por la suerte de su equipo de futbol - ¿qué pasó? ¿Acaso el Art. XIII no establece que la energía que produzca la central debe dividirse en partes iguales entre sus propietarios, o sea entre Paraguay y Brasil?
Dirán que ese caudal de energía, aun cuando se trate de la mitad, sigue sobrepasando la capacidad de consumo del país, o que el Tratado, también en su Art. XIII, reconoce a ambos países “el derecho de adquisición de la energía que no sea utilizada por el otro país para su propio consumo”.
Acta Final de Foz de Yguazú, el Tratado y el justo precio
En rigor, desde 1973, inclusive desde 1966, fecha que los gobiernos de entonces de ambos países firmaron el Acta Final de Foz de Yguazú, se sabía que la única parte que tendría excedente sería Paraguay, razón por la cual en su Art. IV se escribió la frase “justo precio”.
No hubo adquisición, sinónimo de compra y, de manera sorprendente, en el artículo XV.3 del Tratado escribieron, con la complicidad de los negociadores paraguayos, que la “Itaipú incluirá, además, en su costo de servicio, el monto necesario para compensar a la otra Alta Parte Contratante que ceda energía a la otra”.
El 28 de enero de 1986, gracias a la presión paraguaya, y no precisamente de los oficialistas de entonces, pudo enmendarse, “revisarse” una pequeña parte de aquel “pecado original”.
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“El importe correspondiente a la compensación será incluido exclusivamente en la tarifa a ser pagada por la parte que consuma energía cedida” se lee en Art. 3 de la DM/T/N.R. N.º 4 del 28 de enero de 1986.
Se trataba de la más fuerte depreciación del justo precio
Entonces, con el intervalo de un artículo, la adquisición se transformó en cesión y el justo precio en “compensación por cesión de energía”, inclusive con un valor fijo en el capítulo “Costo del servicio de electricidad”, el numeral III.8 del Anexo C, el que posteriormente, mediante nuevas oleadas de reclamos fueron actualizando con un factor multiplicador. El proceso que extendió hasta el 2011, pero el “precio” del excedente paraguayo, aún hoy, ronda los US$ 10/MWh.
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El informe de Itaipú del 1 de este mes, en un párrafo que debió titularse “aportes de Itaipú al Paraguay en cuatro décadas”, figura que en ese lapso enviaron a nuestro país US$ 5.247,7 millones “por cesión de energía”, soslayaron empero datos muy relevantes como la cantidad de energía que utilizó Paraguay en esos 40 años y, por ende, qué cantidad cedió.
Pudo saber, sin embargo, que usamos 296.770.000 MW y cedimos 1.222.928.000 MWh, al dividir el monto que pagaron al Paraguay por la energía cedida, concluimos que nos pagaron apenas US$ 4,29 por cada MWh que les cedimos.