Alta tasa de desprotección social de la población adulta mayor

La reciente promulgación de la Ley N° 7235, que establece la Pensión Universal para las Personas Adultas Mayores y que contempla una pensión mensual equivalente a no menos del 25% del salario mínimo, abre el debate sobre la situación de este segmento de la población y la necesidad inmediata de políticas públicas que vayan reduciendo la cantidad de personas sin protección social en etapa laboral.

Un grupo de adultos mayores cuando realizaba trámites en la ciudad de Presidente Franco.Archivo, ABC Color
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Es de mencionar que, en las últimas décadas, Paraguay ha experimentado un crecimiento económico pero que no se ha traducido en un fortalecimiento adecuado de los sistemas de seguridad social en el país. La falta de cobertura médica para los mayores de 60 años se asocia, en gran medida, a la informalidad laboral, que afecta a un amplio segmento de la población paraguaya. En particular, los trabajadores informales, que no contribuyen a un sistema previsional, llegan a la vejez sin acceso a pensiones ni cobertura médica, lo que los deja en una situación de vulnerabilidad extrema.

La población rural ha enfrentado históricamente desafíos para acceder a servicios de salud. La infraestructura deficiente, la falta de profesionales médicos y los costos de desplazamiento hacia los centros de salud son barreras significativas para los habitantes rurales. Estos problemas agravan las condiciones de vida de los adultos mayores en el campo, que suelen depender de sus familias o de redes de apoyo comunitario para cubrir sus necesidades de salud, muchas veces insuficientes.

Además, la migración de jóvenes a las ciudades en busca de oportunidades económicas ha dejado a las zonas rurales con una población envejecida y con menos personas en edad productiva para sostener a sus mayores. Esta situación crea un contexto donde los adultos mayores en áreas rurales dependen de sistemas de apoyo débiles y de recursos limitados, lo que incrementa su vulnerabilidad.

Población de 60 y más años de edad

Datos del complicado y preocupante escenario

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), del total de ocupados asalariados de 60 años y más, el 42,8% figura como aportante de un sistema de jubilación, mientras que el 57,2% no lo hace. En materia de cobertura o no de salud, de las 766.877 personas, el 63,5% no cuenta con ningún tipo de seguro médico, el 28,4% se encuentra dentro del Instituto de Previsión Social (IPS), y un escaso 8,1% posee otro tipo de seguro.

La situación es particularmente crítica en las zonas rurales, donde el 81,2% de las personas mayores carece de cobertura médica, comparado con el 53,3% en las áreas urbanas. Las estadísticas son alarmantes, especialmente considerando que este segmento de la población requiere más servicios de salud dada la edad avanzada y la mayor prevalencia de enfermedades crónicas.

En las áreas urbanas, el acceso a seguro médico es notablemente mayor. Alrededor del 35,8% de la población mayor cuenta con cobertura a través del IPS, y el 10,9% tiene otro tipo de seguro. Sin embargo, aún en estas áreas urbanas, la falta de cobertura es alta, con más de la mitad de la población mayor sin acceso a servicios de salud financiados. Esto sugiere que, si bien los servicios están más disponibles en las ciudades, persisten problemas de acceso que dejan a muchas personas sin protección en caso de enfermedades o emergencias médicas.

La falta de cobertura de salud entre la población mayor tiene implicaciones sociales y económicas graves. Las personas mayores son más propensas a padecer enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y afecciones cardiovasculares, que requieren atención médica constante. Sin acceso a un seguro de salud, el tratamiento de estas enfermedades se convierte en un costo que muchas personas no pueden asumir, lo cual aumenta el riesgo de complicaciones y reduce la esperanza de vida. Además, la falta de cobertura médica contribuye a aumentar la pobreza en la tercera edad, pudiendo crear un ciclo de pobreza intergeneracional.

Ante la situación expuesta y desde una mirada de mediano y largo plazo, se abre una serie de políticas públicas como la promoción del trabajo formal, aumentando los incentivos para garantizar que más personas contribuyan al sistema de seguridad social, así como la implementación de un sistema de salud más inclusivo y accesible que no solo beneficiará a los adultos mayores, sino que también contribuirá al desarrollo social y económico de Paraguay.

Fuente: MF Economía e inversiones, con datos del MEF.

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