Cada agosto, la Reserva Federal de Kansas City, parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos (su banco central), organiza una conferencia en Jackson Hole, Wyoming. La de este año, llamada “Reevaluando la efectividad y transmisión de la política monetaria”, es particularmente importante en términos de la definición de lo que podría pasar con la tasa de interés de referencia de los EE.UU.: este año es un año de elecciones en ese país, una elección muy reñida cuando miramos lo que las encuestas arrojan como resultados probables.
La economía tiene mucho impacto en el país del norte. ¿Recuerdan “It’s the economy, stupid”? Por esta razón, nunca antes en una elección se ha tocado la tasa de política monetaria en los cuatro meses previos a la elección.
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Sin embargo, la restricción a la cantidad de dinero parece haber llegado a su fin. En su discurso de apertura del simposio, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (FED) ha marcado líneas bastante claras en ese sentido. Tres afirmaciones sobresalen: “La inflación ha bajado significativamente”, “el mercado de trabajo ha dejado de estar sobrecalentado” y “las restricciones por el lado de la oferta se han normalizado”.
¿Qué implican estas afirmaciones?
La inflación americana alcanzó 9,1% en junio de 2022. La reacción de la FED fue subir las tasas (un poco tarde por cierto): de marzo de 2022 hasta agosto de 2023 las tasas de referencia pasaron de 0,25% a 5,5%. Esto generó una restricción importante de la cantidad de dólares a nivel mundial, haciendo que las tasas de interés de créditos en dólares en todo el mundo se incrementen y, por tanto, se reduzca la inversión, y puso una fuerte presión sobre las monedas de todo el mundo, que se devaluaron contra el dólar. A diferencia de otros bancos centrales, la FED tiene un doble mandato: debe controlar no solo la inflación, sino también la tasa de desempleo.
La reducción de la inflación, un mercado laboral sin fuertes presiones de empleo y la normalización de la oferta que había llegado a extremos complicados por todos los desajustes logísticos de la pandemia normalizan también la escasez relativa de bienes y soporta un incremento menor de los precios.
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Los tres elementos dan una señal de que este periodo de restricción monetaria en los EE.UU. está llegando a su fin. La fecha del inicio de una expansión monetaria parecería ser setiembre, o por lo menos, el mercado ya incorporó estas potenciales condiciones futuras dentro de sus precios. Así, por ejemplo, la tasa del bono del tesoro de EE.UU. está en 3,88% habiendo alcanzado valores de casi 5% a mediados de octubre del año pasado.
No está clara la fecha, pero Powell parece haber dejado en claro que el proceso de expansión monetaria se estaría iniciando en breve en los Estados Unidos y que duraría gran parte del año que viene.
¿Qué pasará con los tipos de cambio?
El efecto de esta expansión debería ser el contrario al que se ha dado en los últimos dos años: mayor cantidad de dólares en el mundo harían bajar la tasa de interés de los préstamos y deberían apaciguar los tipos de cambio. Esto debería iniciarse cuando empiece la baja efectiva de tasas de la FED y, obviamente, dependerá del monto de esas reducciones, algo que todavía está por verse. Se habla de que la tasa de referencia podría llegar hasta 3,5%. Ese sería un recorte importante.
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Pero Powell agregó más a su declaración: “Nuestro objetivo ha sido restablecer la estabilidad de precios, manteniendo un robusto mercado de trabajo, evitando los fuertes incrementos en el desempleo que han caracterizado eventos anteriores de desinflación, cuando las expectativas inflacionarias están bien ancladas”, dijo. Este es el otro gran tema de la política monetaria americana: cómo reducir la inflación, elevando la tasa de interés, restringiendo la cantidad de dinero, pero haciendo que la economía no se estrelle, sino que tenga un aterrizaje suave.
Una caída fuerte del crecimiento en los Estados Unidos, que representa alrededor del 30% del PIB mundial, puede generar problemas en todas las economías. Paraguay no sería la excepción. Sin embargo, el efecto parece haber sido aún mejor de lo esperado. El consenso de crecimiento para la economía americana es de 2,3% para 2024 y 1,7% para 2025. Para el Fondo Monetario Internacional (FMI) estos números son aún mejores: 2,6% y 1,9%, respectivamente.
La desaceleración del año que viene estaría vinculada a la normalización del mercado de trabajo y a la reducción de estímulos fiscales. Estados Unidos seguiría creciendo. Si los estímulos por el lado monetario son mayores, incluso podríamos ver crecimientos mayores a estos.
El dólar debería bajar
Este fin de año y el próximo debería ser un año de tasas más bajas en dólares y de menores presiones al alza del tipo de cambio. Por lo menos esto es lo que parece indicar el entorno internacional. La situación local también va a afectar estas variables.
Una caída fuerte del crecimiento en los Estados Unidos, que representa alrededor del 30% del PIB mundial, puede generar problemas en todas las economías. Paraguay no sería la excepción.
*Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones