La puesta sobre el candelero público de la Memoria Anual 2023 demoró un poco más que otros años, tanto fue así que en el sector energía se especulaba ya que la empresa eléctrica estatal, por alguna razón, de propósito aplazaba su publicación.
Si bien la ANDE no es Yacyretá, recordemos que la entidad paraguayo/argentina, específicamente su parte paraguaya, desde agosto del año pasado, dejó de publicar informaciones, las que durante las administraciones anteriores del país eran moneda corriente, y el mal ejemplo cunde, sería la conclusión más complaciente.
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Si en los 365 días del 2023 la empresa eléctrica del Estado paraguayo perdió nada menos que 6.300.121 MWh (1 MWh = 1000 KWh), basta con multiplicar esta extraordinaria cantidad por la tarifa promedia del ejercicio en cuestión: US$ 50,65/MWh y nos acercaremos inquietantemente a esa incógnita: US$ 319.101.128,65.
En la Memoria de la estatal igualmente se desglosa la cantidad de MWh que perdió la empresa el año pasado: 5.170.925 MWh en Distribución (23,42%) y 1.129.197 en Transmisión (5,11%).
La curva de pérdidas casi una recta en la última década
Apuntemos también que los diez últimos años, la curva de pérdidas, aunque parezca una contradicción, fue casi una recta. En 2023, la estatal perdió el 28,54% de la energía que entregó al mercado nacional. Si retrocedemos hasta el 2014, el derroche medía un 25,57%. Solo en 2020 descendió a un 23,54% y en 2018 a un 24,53%.
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En otras palabras, como se trata de energía comprada -no regalada- el usuario o cliente de la ANDE estuvo soportando sobre sus espaldas no solo los costos que la ANDE pone en su vidriera, sino también este injustificable derroche.
Tal vez esta es la razón por la cual muchos especialistas, ante los insistentes rumores de un nuevo tarifazo, como en marzo de 2017, se apresuran en sostener que la corrección de rumbos de la ANDE no debe provenir de un aumento de tarifas.
Si la ANDE rectificase su rumbo, opinan, no solo evitaría un innecesario e injusto tarifazo, sino también postergar la crisis por escasez o agotamiento de las actuales fuentes que vaticina la propia estatal para alrededor del 2030, con la adhesión incondicional de algunas siglas e inclusive de algunos renombrados personeros.
Muy poco o casi nada sobre las causas
Acerca de las causas de las pérdidas, la empresa eléctrica explica, ya en un párrafo posterior, que su Departamento de Intervenciones “tiene la misión de corregir el hurto de energía eléctrica, detectando en flagrancia la evasión, lo que sirve de argumento para el cobro de los cargos de energía no facturada y multa...”.
De específica esta explicación tiene muy poco, porque nada dice de las criptomineras ilegales que sustraen del sistema de la estatal cantidades que pueden inclusive iluminar a ciudades del interior del país de tamaño y población considerables.
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Recordemos que esta es una de las causas por las cuales, en el Senado, se proponen interpelar al presidente de la ANDE, Ing. Félix Sosa.
La ANDE perdió el año pasado 6.300.121 MWh. Si la producción de la central nacional Acaray alcanzó ese año 795.258 MWh, la cantidad derrochada equivaldría a la producción de ocho usinas con esa capacidad. Si la intención es monetizar la pérdida, la Memoria 2023 de la estatal ofrece las herramientas: 6.300.121 MWh por US$ 50,65 (precio promedio del MWh), concluiremos que trepa a US$ 320 M.