Ir bajando la proporción
“A medida que se desarrolla el cordero en el vientre de la madre, la alimentación irá bajando al uno por ciento, esto va acompañado de un buen ensilado, puede ser de camerún u otro tipo de pastura. Para tener una idea, actualmente les estamos entregando a las hembras 5 kilos de ensilado por día (mañana, tarde y noche) con 500 gramos de balanceado engorde. El agua que reciben también debe estar bien limpia y debe ser cambiada permanentemente”, explicó el profesional.
Cubrir todos los requerimientos
“El balanceado ofrecido debe cubrir todos los requerimientos que la hembra gestante demanda, vitaminas, macrominerales y microminerales que ayudan al mantenimiento de la preñez y complementan las necesidades del animal, ya sea llenar la ubre para el amamantamiento, mantener una buena condición corporal en el posparto para que 60 días después puedan volver a preñar”, explicó.
Sal es fundamental
“Otro producto que se le puede suministrar en su nutrición a la hembra gestante es la sal, que complementa la deficiencia de minerales que posee el suelo de algunas regiones como en Paraguarí, el elemento más importante de este producto es el fósforo que se encarga de ayudar en el mantenimiento de la preñez y también a la reproducción del animal”, destacó el doctor León.
Cuidar el consumo excesivo de balanceado
“Un punto fundamental a tener en cuenta es controlar la ración diaria de alimento consumido por los animales, o sea la ración exacta, porque si consumen de más, pueden presentar timpanismo (hinchazón por gases) que de no ser tratado a tiempo, comprime cada vez más los órganos internos y posteriormente ocasiona intoxicaciones que conllevan a la muerte. Un método que el productor puede utilizar para confirmar que la hembra está aprovechando lo que consume es la observación de su materia fecal, que debe tener cierta consistencia, no dura, ni tampoco líquida, que ayudará a prevenir cualquier problema”, finalizó el profesional.