Al referirse a la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), el mandatario Mario Abdo Benítez, indicó que “con estas obras se logra la esperada libre disponibilidad de la energía”, refiriéndose a la inauguración de la nueva Línea Paraguaya 2 (LP2) y la readecuación de la Línea Paraguaya 1 (LP1). Sin embargo, no mencionó la ausencia de una política energética que impulse el aprovechamiento paraguayo de esta Central.
Desde 1994 al 2023, el Paraguay aprovechó solo el 7% de la producción acumulada de la Central compartida con la Argentina.
Sobre el tema, Abdo Benítez obvió comentar que los pagos por la energía de Yacyretá que Paraguay no consume y cede a la Argentina, sufre constantes y largos atrasos por parte del gobierno del vecino país.
Otro punto que mencionó Abdo Benítez fue que “la maquinización de Aña Cuá es la obra hidroeléctrica de mayor envergadura, después de la construcción de las tres grandes represas Acaray, Itaipú y Yacyretá”. Recordó que los trabajos se iniciaron en el 2020, y agregó que avanza a paso sostenido de acuerdo con su ejecución estimada en obras, previéndose su conclusión para el 2025.
No obstante, debe tenerse en cuenta, en primer lugar, que no se trata de la maquinización de un brazo del Paraná, en la zona de Yacyretá, sino de la construcción de una nueva central hidroeléctrica que no figura en el Tratado. En segundo lugar, no se menciona que la producción de esta nueva central dependerá de la escasez o abundancia de agua.
El vertedero del Brazo Aña Cuá vierte hoy solo 1000 m3/s, por debajo del mínimo acordado con el Banco Mundial (financista de Yacyretá) para que este brazo del Paraná no se seque. Agregar 10% a la producción de Yacyretá, entonces, no dependerá de la nueva obra, sino del río.