La industria aceitera nacional necesita más que un buen año agrícola para recuperarse y alcanzar su potencial, señala la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro), que renovó el pasado lunes su directiva, quedando Enrique Ohaco como presidente para el presente periodo.
El informe de Cappro señala que el área sembrada de soja durante 2022 fue de 3,42 millones de hectáreas, que arrojaron en promedio 1,22 Ton./ha, logrando un volumen total de cosecha de 4,18 millones de toneladas. De dicho volumen, unas 1.846.427 toneladas fueron procesadas en la industria local. Esta cifra representa la utilización del 44% de la capacidad instalada en el año, por lo que el 2022 cerró como el peor registro de aprovechamiento industrial desde la sequía del 2012, cuando se usó solo el 38% de la capacidad instalada de entonces.
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Una de las consecuencias de la sequía fue la exportación del complejo soja durante el 2022, donde ingresaron solo US$ 2.353,57 millones, unos US$ 2 mil millones menos en comparación con el 2021.
Por eso, el gremio señala que la industria aceitera nacional necesita más que un buen año agrícola para recuperarse y alcanzar su potencial. Para este 2023 se espera mayor disponibilidad de materias primas de soja para procesar, factor más que positivo, pero que según Cappro no sería suficiente por sí mismo, ya que hay mayor demanda internacional de los productos agrícolas en estado natural por parte de las fábricas de todo el mundo. Pero tampoco la industria aceitera local cuenta con todas las herramientas necesarias para poder asegurar las mejores condiciones para competir en el comercio internacional, advierte a la vez el gremio en su análisis. Se espera que la nueva cosecha de soja se acerque a las 9 millones de Ton.