Un grupo de 15 personas nos quedamos encerrados en el transporte público de la Línea 27, que además de cobrar G. 3.400, como si fuera diferencial, se quedó sobre Eusebio Ayala por alguna circunstancia desconocida.
Las puertas estaban cerradas y sin poder abrirse. El chofer rompió el vidrio de atrás para poder abrir la puerta. Tampoco se hizo la devolución de pasaje porque no encendía nada del tablero.