A la situación ambiental actual percibida en nuestro país “se le podría llamar una crisis porque la sequía tiene varios impactos”, afirmó Max Pasten, climatólogo e investigador del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA).
Entre ellos, mencionó la bajante crítica de ríos, incendios forestales producidos por la quema y la contaminación atmosférica por el humo. “Es el combo que estamos recibiendo en esta época”, agregó.
Explicó que la sequía arrancó en el 2020 y se extendió hasta el 2022, luego hasta el 2023 se presentó el fenómeno “El Niño”, que destaca por lluvias, pero en este paso se registraron pocas y menos de lo esperado en cuanto a acumulados, por lo que no se alcanzó a solucionar el problema.
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Proyección sobre el fenómeno “La Niña”
Tras dicho período, mencionó que nuevamente ingresó una sequía, la cual actualmente se está percibiendo. “Estamos en una sequía y se viene nuevamente el fenómeno La Niña, que está asociado al déficit de lluvias y eso podría acentuar la situación en la que estamos hoy”, reveló.
Max Pasten precisó que “La Niña” está por ingresar o establecerse. Detalló que se esperan lluvias por debajo de los acumulados promedio hasta inicios del 2025, en el marco de dicho fenómeno.
Mencionó que la Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH) cuenta con el promedio de lluvias para cada región y, teniendo en cuenta ello, resaltó que “todo indica que la situación va a estar desfavorable para salir de esta sequía”.
El impacto económico de la crisis
El climatólogo también habló de los impactos económicos de lo que calificó de crisis ambiental y refirió que los sectores más afectados son el agrícola, principal rubro de producción nacional, así como el transporte fluvial de cargas, primordial vía de ingreso y exportación de mercaderías para el país a través de la Hidrovía Paraguay-Paraná.
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Comentó que si sigue bajando el río, al menos en unos 30 cm, podría haber un impacto en el transporte fluvial, que aumentaría el precio de los combustibles, ya que los importadores deberán desembocar en los puertos del sur, como Pilar, lo que derivaría en una distribución a través de la vía terrestre y el cobro de un flete.
También resaltó que la sequía tiene un impacto en la energía eléctrica producida por las hidroeléctricas nacionales, principales fuentes de nuestro país. Precisó que las represas del río Acaray e Itaipú redujeron en un 30% y 20% su producción, respectivamente.
Con relación a la deforestación y su impacto en la situación actual, refirió que “tiene que estar afectando de alguna u otra forma”, pero agregó que resulta difícil medir ello analizando dicho fenómeno de forma aislada, sin tener en cuenta otros factores.
Cómo se superaría la crisis
Como solución a lo que calificó de crisis ambiental, refirió que “se necesita una lluvia abundante, por encima de lo normal, y que sea frecuente, por lo menos así saldríamos de la crisis y las cosas empezarían a mejorar”.
Al respecto, Pasten refirió que se esperan las lluvias que normalmente se registran en octubre, período considerado de precipitaciones.
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“A corto plazo, no hay un pronóstico bien definido y en qué volumen tendríamos de lluvias, pero estamos iniciando la época de lluvias. Octubre es el mes en el que se inicia el período de lluvias, principalmente hacia la segunda quincena y esperemos que empiece a registrarse estos fenómenos. Todo indica que las lluvias van a ser menores a lo que normalmente ocurre, no van a estar ausentes, pero serán menor a lo esperado”, dijo.
Especialistas mencionan que se requieren lluvias principalmente en la zona norte para llenar las reservas de agua. El río Paraguay sigue en franca caída de nivel y ayer cumplió 26 días desde que se rompió el histórico récord mínimo, el pasado 7 de septiembre, con solo un breve periodo de leve recuperación de una semana.