Inexistencia de nubosidad baja podría contribuir al calentamiento global

La ausencia de nubosidad de baja altitud afecta al reflejo de rayos solares y podría contribuir a los récords de temperatura observados en 2023, junto a las emisiones de CO2 y el fenómeno climático El Niño, según un estudio.

Nubes, imagen ilustrativa.fotodrobik
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Tres científicos destacan en un artículo publicado en Science que 0,2 °C del calentamiento de cerca de 1,5 °C observado en 2023 no son consecuencia directa de las emisiones de gases de efecto invernadero de la humanidad ni de la llegada de El Niño.

Mediante datos satelitales, los tres investigadores radicados en Alemania concluyeron que el principal responsable de esta diferencia es un “nivel históricamente bajo del albedo planetario”, es decir, la proporción de rayos solares reflejados al espacio por una superficie, que se encuentra “probablemente en su nivel más bajo desde al menos 1940″.

Este albedo está “en declive desde los años 1970″ debido al derretimiento del hielo marino en el Ártico y, desde 2016, también en la Antártida, explican Helge Goessling, Thomas Rackow y Thomas Jung.

Sin embargo, en 2023, la disminución de la cobertura nubosa, especialmente de las nubes de baja altitud, intensificó esta tendencia.

Esto fue particularmente notable entre el trópico de Cáncer y el círculo polar ártico, así como sobre las aguas tropicales, especialmente en el Atlántico, donde se observaron niveles récord de temperatura.

Efecto del cambio climático en la reducción de la cobertura nubosa

Las nubes de baja altitud, situadas a menos de 2.000 metros sobre la Tierra, son cruciales para el enfriamiento, mientras que las nubes de gran altitud retienen el calor emitido por el planeta.

“Tres mecanismos fundamentales podrían haber contribuido a este récord”, estiman los investigadores, citando la “variabilidad interna”, una disminución de los aerosoles (que contribuyen a la formación de nubes y también reflejan rayos solares) en el aire, y el propio efecto del cambio climático en la reducción de la cobertura nubosa.

Aunque mantienen cautela, los investigadores subrayan que se necesitarán más estudios y una mejor comprensión del papel de cada uno de estos factores “para medir el calentamiento actual y el esperado en el futuro”.

Los expertos concluyen que si la disminución de la cobertura nubosa no fue causada “solo por la variabilidad” natural de las nubes, el calentamiento adicional observado en 2023 “podría persistir”.

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