La tibia declaración final del G20 no supuso un revulsivo para las negociaciones de Azerbaiyán y, además, eludió mencionar el compromiso de la comunidad internacional de abandonar progresivamente las energías fósiles, algo acordado en la COP28.
Los dirigentes reunidos en Rio parecieron enviar la pelota al tejado de Bakú, donde los negociadores tienen hasta el viernes para establecer cómo financiar un billón de dólares anuales de ayuda climática para los países en desarrollo.
Este dinero debe permitir construir centrales solares, invertir en irrigación o proteger ciudades contra las inundaciones.
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“Los líderes del G20 han enviado un mensaje claro a sus negociadores en la COP29: no se vayan de Bakú sin un nuevo objetivo de financiación exitoso. Esto es algo que interesa a todos los países” , declaró el máximo responsable del organismo de la ONU para el clima, Simon Stiell.
“Necesitamos urgentemente que todos los países avancen hacia un terreno común, en todos los temas”, sostuvo.