El hecho de que la agencia espacial estadounidense haya optado por esta solución supone una bofetada a su socio histórico Boeing, con repercusiones para la tripulación, por la prolongación de la estancia de los astronautas Butch Wilmore y Suni Williams en la EEI y también porque tendrán que regresar en una nave de la empresa rival del magnate Elon Musk.
Se trata de un nuevo revés para el gigante estadounidense, que ha sufrido varios problemas por fallos en la producción de sus aviones comerciales y retrasos en proyectos espaciales.Wilmore y Williams despegaron a principios de junio a bordo del Starliner y desde entonces permanecen en la Estación Espacial Internacional, donde su nave espacial ha seguido acoplada.Inicialmente, el Starliner debía traerlos de vuelta a la Tierra ocho días después de su partida, pero problemas detectados en el sistema de propulsión llevaron a la NASA a cuestionar su fiabilidad y a buscar alternativas.