El líder del equipo, Hong Jin-Kee, cree que el llamado “arroz carnoso” puede convertirse en una forma ecológica y ética para que la gente obtenga sus proteínas, ayudando a prevenir hambrunas o alimentar a los astronautas en el espacio.
Ningún animal sufrió con este experimento dice Hong Jin-Kee, mostrando un bol lleno de arroz, de un color rosado y con un leve aroma de mantequilla, cultivado con músculos y grasa vacuna.
Utilizando carne cultivada “podemos obtener proteína animal sin matar ganado”, dijo Hong, de la Universidad Yonsei de Seúl.
Empresas de todo el mundo han buscado comercializar alternativas a la carne, como la carne de origen vegetal o cultivada, debido a los cuestionamientos éticos a la cría industrial de ganado y las preocupaciones por las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la ganadería.
Hong escogió el arroz para su investigación debido a que es la principal fuente de proteína para la población asiática.
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Pero el proceso puede ser demorado: un grano normal de arroz es cubierto con gelatina de pescado para ayudar con la adherencia, luego se le inyecta individualmente con células de res antes de ser cultivado en una placa de petri por hasta 11 días.
El arroz tiene una “estructura ligeramente porosa”, dijo Hong, y una vez que se le inyectan las células de res, el grano presenta “una estructura ideal para que las células crezcan uniformemente de adentro hacia afuera”.
Según el equipo de Hong, su método de arroz híbrido reduce significativamente la huella de carbono al eliminar la necesidad de criar animales.
Por cada 100 gramos de proteína producida, libera 6,27 kilos de dióxido de carbono, ocho veces menos que la producción tradicional de carne, calcula el experto.