El doctor Su Tung-ping, uno de los autores del estudio, explicó este jueves en un evento en Taipéi que los antidepresivos tradicionales tardan entre 3 y 4 semanas en hacer efecto, lo que deja un periodo “crítico” para los pacientes con síntomas graves, recogió en las últimas horas la agencia isleña CNA.
Sin embargo, estudios internacionales han revelado que la ketamina, una sustancia psicoactiva clasificada como narcótico en numerosos países, puede aliviar los síntomas depresivos en cuestión de horas, lo que supone un “puente” hasta que los otros medicamentos funcionen, según Su.
En el estudio efectuado por Su y su equipo participaron 84 personas con depresión resistente al tratamiento e ideas suicidas, que fueron divididas en dos grupos: uno recibió una inyección de 0,5 miligramos de ketamina por cada kilogramo de peso corporal, y el otro recibió midazolam, un sedante que no afecta a la depresión.
Lea más: Hospital de EEUU deberá pagar 211 millones en caso de suicidio de madre de una paciente
Los resultados, basados en las respuestas de los pacientes a un cuestionario sobre la depresión estandarizado, mostraron que la mitad del grupo que recibió ketamina experimentó una reducción de hasta el 50 % en el riesgo de conducta suicida, según el experto.
Lea más: Unite al canal de ABC en WhatsApp
Su añadió que hasta entre el 20 y el 25 % de los pacientes informaron de una mejoría de sus síntomas, añadió.
Baja dosis de ketamina reduce riesgo de suicidio con efectos que duran entre 5 y 7 días
El tratamiento con ketamina mantuvo los efectos antidepresivos entre 10 y 14 días, y los anti-suicidas entre 5 y 7 días.
El doctor describió como “muy bajo” el riesgo de que los pacientes desarrollen una adicción a la ketamina, ya que se trata de “pequeñas dosis en un período muy corto”.
El equipo de expertos publicó sus hallazgos en la revista científica International Journal of Neuropsychopharmacology.
La ketamina es una sustancia que se usa como anestésico y analgésico en medicina veterinaria y humana, pero también tiene efectos alucinógenos y disociativos.
Los especialistas remarcan que las muertes por suicidio nunca tienen un único detonante, sino que son el resultado de factores psicológicos, biológicos y sociales que tienen tratamiento.
Las personas con conductas suicidas y sus allegados tienen a su disposición servicios sanitarios y teléfonos de emergencia donde pueden recibir ayuda.