Así lo advierte un estudio internacional en el que participó el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (noreste) (ICTA-UAB).
En un comunicado, la UAB detalla que el número de artículos publicados en el mundo aumentó de los 1,9 millones en el año 2016 a la cifra de 2,8 millones en 2022, mientras que el número de científicos apenas varió.
El informe, para sus conclusiones, recogió datos sobre el crecimiento de las editoriales, los tiempos de procesamiento de artículos y los comportamientos de las citaciones.
"La confianza del público en la ciencia depende de que ésta se haga correctamente. Esto significa que los artículos deben ser revisados por expertos, lo que lleva tiempo. Significa que algunos artículos serán rechazados, luego revisados y mejorados o devueltos a la mesa de trabajo", dijo el investigador de la Universidad de Exeter (Reino Unido) Mark Hanson.
Las conclusiones del estudio sugieren que algunos editores no llevan a cabo el proceso de revisión de manera cuidada, lo que perjudica la confianza pública en la ciencia.
El informe señala que se ha ampliado el uso de "números especiales" por parte de las editoriales, que habitualmente surgen de una conferencia o de un tema científico de actualidad y quedan fuera del circuito habitual de publicación.
"En los números especiales, en lugar de que los autores sometan su trabajo a la revisión por pares, se eligen editores invitados para producir un número, y estos pueden invitar a quien deseen a escribir un artículo", detalló el miembro del ICTA-UAB Dan Brockington.
En los números especiales, se rechazan muy pocos artículos y la revisión por pares suele ser muy rápida, de apenas un mes, muy por debajo de los plazos habituales de las revisiones científicas.
Asimismo, la investigación identificó un auge de las prácticas de autocitación, de artículos de una revista que se citan entre ellos para ganar relevancia, ya que en el mundo académico el número de citas es lo que otorga peso a una publicación.
El estudio también remarcó que, en los últimos años, hay una presión creciente sobre los académicos para "publicar o padecer", o para ser competitivos en buscar financiación para sus trabajos.
"Necesitamos mucha más transparencia sobre las editoriales académicas si queremos gobernar eficazmente su comportamiento -añadió Brockington-. El sistema actual es disfuncional, pero no sabremos qué funcionará mejor si no disponemos de datos más claros y accesibles".
El informe dice que la aceleración de publicaciones es un problema general del sector, y ha propuesto que los organismos de financiación y los grupos reguladores intervengan y definan una línea de calidad para las publicaciones, y que después señalen que editoriales incumplen los estándares de calidad.