El Grupo Conservacionista de Fósiles del museo ubicado en la ciudad de San Pedro, en la provincia de Buenos Aires, ha descubierto el fósil en una capa sedimentaria cuya antigüedad se estima cercana a los 100.000 años.
“Al tratarse de una especie desconocida hasta hoy, amplía el espectro de este grupo aportando información inédita sobre la diversidad de estos animales”, destacó el director del Museo de San Pedro, José Luis Aguilar, en el comunicado difundido por la entidad.
Al haber hallado gran parte del cráneo del animal se pudo comparar con sus congéneres fósiles y actuales, y se logró determinar que "se trataba de un animal nunca antes descubierto. Una nueva especie de estos voraces depredadores que cazan por movimiento. Cualquier animal que pasa frente a sus ojos, corre el riesgo de ser devorado", explicó Aguilar.
La identificación de esta nueva especie fósil permite comprender mejor la diversidad pasada de los anfibios y la evolución del grupo y evidencia que las extinciones ocurridas durante la última glaciación no sólo afectaron a los grandes mamíferos, sino que el grupo de las ranas, sapos y escuerzos también sufrió pérdidas notables.
"El nuevo ejemplar efectivamente se encuentra más emparentado con una especie actual de escuerzo que vive en las selvas de la costa atlántica del sur de Brasil que con las especies de escuerzos que hoy están presentes en el norte de Buenos Aires", explicó el investigador Guillermo Turazzini, del Laboratorio de Morfología Evolutiva y Paleobiología de Vertebrados de la Universidad de Buenos Aires.
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El ejemplar fósil de San Pedro representa una nueva especie para la ciencia, que se encuentra en proceso de ser descrita y nominada.
"Hemos consensuado con el museo que este nuevo anfibio lleve el nombre de su descubridor, ya que es un incansable colaborador de la institución", dijo Turazzini.
Julio Simonini fue quien descubrió el fósil en una salida de rutina.
“Cada vez que descubrimos restos fosilizados de animales pequeños nos entusiasma porque los más chicos son, a la vez, los más difíciles de encontrar. Además, los huesos grandes son más fáciles de que se preserven en estado fósil, justamente por ser más masivos. Por eso, cuando vi esas pequeñas estructuras, sentí una gran satisfacción”, contó Simonini.