Félix de Azara refirió sobre los nombres que asignó a esta ave cuanto sigue:
“quiere decir cola de tijera, que en nada le conviene, como se verá en la descripción de su cola, sin embargo, le conservo el nombre porque asimismo [Tuguay Yetapa] dijeron se llamaba (…) Pregunté su nombre, y algunos le llamaron Tingasu, otros dijeron que no lo era, como en efecto es así; una moza después, y posteriormente un mozo de campo, le dieron el nombre que yo le conservo [Tuguay Yetapa]”; y, en sus Apuntamientos, agregó:
“Así le llamo [Coucou], porque canta bajamente este nombre, y lo repite sin intermisión 4 o 6 veces, las últimas más de prisa”.
Bertoni lo catalogó como Tujá puká y Tujá ké.
El individuo que Azara describió lo había matado:
“saliendo de un matorral especismo que formaba el cerco de una chacra”, y en sus Apuntamientos mencionó que:
“solo lo he visto en el Paraguay en verano”.
Nomenclatura
Sonnini coincidió con Azara en que tal Coucou sería el Petit vieillard de Buffon (Coccyzus minor), al que los criollos de Cayena llaman Coucuou des Palétuviers, o de los manglares, y está retratado en la estampa iluminada número 813 de Martinet como Coucuou des Palétuviers de Cayenne.
Sin embargo, pertenece a una especie nueva, la que fue clasificada en 1817 por Vieillot con la denominación de Coulicou à calotte noirâtre o Coccyzus melacoryphus en el Nouveau dictionnaire d’histoire naturelle (8, p. 271), a partir de las referencias de Azara sobre dicho Coucou.
El epíteto que identifica a esta especie corresponde a la palabra griega melacoryphus/cabeza negra, que Vieillot habría tenido en cuenta de la siguiente característica del ave, señalada por Azara en estos términos:
“Sobre la cabeza obscuro”.
Costumbres y nido
En cuanto a las costumbres y nido del Tuja puka comentó Azara:
“añadieron [el mozo de campo y la moza que le indicaron el nombre del ave] que vivía de insectos, y siempre en matorrales espesos, donde hacía su nido con palitos; que andaba solo; que no vuela largo; que su especie abunda poco; que cuando estaba parado solía levantar mucho la cola y bajarla despacio; y, por último, no supieron decirme el número de huevos [que pone]. Al romper el día, o después de lluvia, hace ruido con sus alas y enseguida canta bonitamente, luego para, y es correspondido de sus camaradas igualmente, dura esta alternación como media hora, me da esta noticia don Juan Francisco Agüero”.
En sus Apuntamientos, además, anotó:
“Va con su amada idéntica por los naranjos, árboles y matorrales de las quintas, sin internar en los bosques, ni bajar que yo sepa al suelo; y busca gusanos en las ramas, que atraviesa con la facilidad que el tingazú; a quien se parece en la poca esquivez y movimientos, en el modo de volar, en la suavidad del vestido, y en las formas; pero solo lo he visto en el Paraguay en verano. Noceda, que encontró su nido, dice es fabricado en los árboles lo mismo que el de las palomas, y que pone tres huevos blancos verdosos. Suele subir y bajar la cola con frecuencia”.