Instalado en vertical sobre un contenedor, un tubo largo dispara con fuerza cada seis segundos. Tiene que despejar la niebla tóxica sobre Kalwaria Zebrzydowska, que al igual que todo el país lucha contra este problema, presente sobre todo en invierno, cuando los habitantes ponen en marcha sus estufas de carbón.
Polonia es uno de los países más contaminados de Europa, con picos que superan las normas en varios cientos de puntos.
Cuando atardece, una espesa neblina tóxica cae sobre esta pequeña ciudad, con chimeneas que expulsan un espeso humo.
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El cañón, cuyo nombre técnico es generador de ondas sonoras, contribuye en reducir las concentraciones de partículas PM2,5 y PM10.
“Usamos aquí una onda de choque vertical que es creada gracias a la combustión de una mezcla de acetileno y de aire. Esta onda proyecta el aire contaminado hacia arriba” , explica Dominik Grybos, de la academia de las minas y de la metalurgia de Cracovia (AGH) , uno de los coinventores.
Las partículas nocivas son enviadas a varios centenares de metros hacia arriba.
“Observamos que si el cañón se utiliza entre media hora y una hora, la contaminación se reduce entre un 15 y un 30% en un perímetro de 2 a 3 kilómetros alrededor del cañón, y esto durante un periodo que va de una a 3 horas”, añade Grybos.
El actual estudio determinará la frecuencia de los tiros y la duración de la intervención. Los costes se elevan de los 1.000 hasta los 1.500 zlotys (unos 250 - 376 dólares) por una hora de funcionamiento.
Y aunque el cañón produce ruido, los habitantes de Kalwaria Zebrzydowska se muestran favorables a su uso.
“El esmog aquí es muy pesado, ni podemos ventilar los pisos, huele demasiado mal. Entonces si puede ayudar, que hagan las pruebas”, comentó Jolanta Walkowicz, una contable de 43 años.