El equipo, que estudió la función de una polimerasa, considera que este descubrimiento “desafía un dogma largamente mantenido en la biología”, indica en un comunicado el centro educativo.
Las células contienen un maquinaria -las polimerasas- que replican el ADN en un nuevo conjunto para que se integre en una célula recién formada.
Además, son las encargadas de construir mensajes de ARN, que son "como notas copiadas del repositorio central de recetas de ADN, para que puedan ser leídas más eficientemente en las proteínas", explica la nota.
Hasta ahora, se creía que las polimerasas solo funcionaban en una dirección, de ADN a ARN, lo que impide, siguiendo la analogía, que los mensajes de ARN "se reescriban en el recetario maestro del ADN genómico".
El equipo investigador aporta ahora "la primera prueba" de que los segmentos de ARN pueden volver a escribirse en el ADN, "lo que desafía potencialmente el dogma central de la biología y podría tener amplias implicaciones que afectan a muchos campos de la biología".
"El hecho de que una polimerasa humana pueda hacer esto con gran eficacia, plantea muchas preguntas", indica uno de los firmantes del estudio Richard Pomerantz, entre ellas, si es posible que los mensajes de ARN puedan utilizarse como plantillas para reparar o reescribir el ADN genómico.
Además, consideró , "este trabajo abre la puerta a muchos otros estudios que nos ayudarán a comprender la importancia de disponer de un mecanismo para convertir los mensajes de ARN en ADN en nuestras propias células".
El cuerpo tiene 14 ADN polimerasa, unas enzimas que tienen una función clave en la replicación del ADN permitiendo el paso de información genética de unas células a las siguientes.
De ellas, solo tres realizan la mayor parte del trabajo de duplicación de todo el genoma, mientras el resto se encarga principalmente de detectar y reparar las roturas o errores en las cadenas de ADN.
El equipo, encabezado por Gurushankar Chandramouly, se centró para sus investigaciones en una polimerasa muy inusual, llamada polimerasa theta, que repara el ADN, pero que es propensa a cometer errores o mutaciones.
Esa es una cualidad que, según los investigadores, comparte con la transcriptasa inversa, una enzima que es común en los virus, por ejemplo el del VIH.
La transciptasa inversa actúa como una polimerasa de ADN, pero también puede unir el ARN y volver a leer el ARN en una cadena de ADN.
El equipo comparó ambas y vieron que la polimerasa theta era capaz de convertir mensajes de ARN en ADN y lo hacía "tan bien como la transcriptasa inversa del VIH", lo que sugiere que "esta función podría ser su propósito principal en la célula", agrega la nota.
“Nuestra investigación sugiere que la función principal de la polimerasa theta es actuar como transcriptasa inversa”, destacó Pomerantz y agregó que, “en las células sanas, la finalidad de esta molécula puede ser la reparación del ADN mediada por el ARN”.