Los datos, recogidos en "El impacto de la pandemia de COVID-19 sobre los e-residuos en los tres primeros trimestres de 2020", reflejan una brecha digital cada vez mayor "entre el norte y sur" con el único "pequeño aspecto positivo" de una reducción en los flujos de basura de productos electrónicos.
Las ventas de electrodomésticos pesados como refrigeradores, lavadoras y hornos fueron las que más cayeron en todo el mundo, entre un 6 y un 8 %, mientras que el equipamiento relacionado con las tecnologías de la información lo hizo solo un 1,4 %, con claras diferencias al observar en detalle.
Las ventas de ordenadores portátiles, teléfonos móviles y productos de 'gaming' se elevaron tanto globalmente como en los países de alta renta, pero bajaron en los de media y baja", señala el documento.
Pese a todo, el informe predice una caída general de 4,9 millones de toneladas métricas en los futuros residuos electrónicos relacionados con las ventas de 2020, cerca de un 6,4 % menos que lo que se registraría en un escenario de normalidad.
Esos resultados globales son contrarios a las primeras expectativas de los investigadores, dijo Kee Balde, coautor del informe elaborado entre el Programa de Ciclos Sostenibles de la Universidad de la ONU en Bonn (Alemania) y el Instituto de la ONU para Entrenamiento e Investigación.
Los expertos habían previsto un considerable aumento en el consumo de aparatos electrónicos y electrodomésticos por el impacto de la covid-19 sobre el estilo de vida, que ha generalizado el teletrabajo y el ocio frente a la pantalla, así como un aumento en la generación de basura.
"La llamada brecha digital está incrementándose. La capacidad para adaptarse a la digitalización y ganarse la vida o simplemente poseer y beneficiarse de aparatos electrónicos está decreciendo en algunas partes del mundo. La covid-19 también ha revelado una brecha digital en los países de altos ingresos, donde muchos pobres están quedando atrás", indicó el otro coautor, Ruediger Kuehr.
El experto consideró un aspecto positivo la reducción de los flujos de residuos electrónicos, aunque probablemente sea temporal, en las regiones donde la mala gestión ha llevado a problemas medioambientales y sanitarios, por lo que urgió a esos países a aprovechar la oportunidad para mejorar.
El informe señala que los mayores impactos se dieron en el primer y segundo trimestre de 2020, con un repunte del consumo en el tercer trimestre para los países ricos, pero no para los de media y baja renta.
Por regiones, destaca el caso del África subsahariana, donde los datos -referentes a Suráfrica, Mauricio y Zambia- reflejaron una tendencia alcista en el consumo de 2018 a 2019 hasta que llegó 2020 con descensos en los tres trimestres, especialmente en el segundo, del 40 %.
En el norte de África y el oeste de Asia -con datos completos para Armenia, Israel, Egipto y Azerbaiyán- la tendencia ha sido similar, con un incremento del consumo que se revierte en 2020, con descensos en los tres trimestres.
En Latinoamérica y el Caribe -con datos de Belize, El Salvador, México y Antigua y Barbuda- el consumo fluctuó en 2018 y 2019 y descendió en los dos primeros trimestres de 2020 para repuntar en el tercero, aunque por debajo de los niveles precovid.
La mejor cobertura corresponde a Europa y Norteamérica -incluyendo 22 países de la Unión Europea, Reino Unido, Canadá y EE.UU., entre otros-, donde desciende el consumo en los dos primeros trimestres de 2020 y se eleva en el tercero, también a nivel interanual.