La investigación, publicada hoy en la revista Science, es la primera sobre los posibles efectos en las aves de los pesticidas que contienen neonicotinoides. Esos químicos empleados en los insecticidas actúan sobre el sistema nervioso central de los insectos y, solo en Francia, se estima que causaba la muerte a 300.000 colonias de abejas cada año hasta su prohibición por ley en 2018.
Un equipo de investigadoras liderado Margaret Eng, de la Universidad canadiense de Saskatchewan (USask) , se propuso averiguar si esas sustancias dañaban también a los pájaros, ya que el 40 por ciento de las especies de aves del mundo están en retroceso poblacional, según un informe del año pasado de BirdLife International.
Las científicas suministraron a gorriones de corona blanca pequeñas dosis de un insecticida neonicotinoide llamado imidacloprid, y observaron cómo esas aves perdían peso y retrasaban su migración, unos efectos que menguan sus opciones de supervivencia y reproducción. “Vimos estos efectos usando dosis que están dentro del rango de lo que un pájaro puede consumir en un entorno salvaje de forma realista, algo equivalente a comer solo unas pocas semillas procesadas”, dijo Eng, del Centro de Toxicología de USask.
“Nuestro estudio demuestra que esto va más allá de las abejas: los pájaros también pueden resultar dañados por los pesticidas neonicotinoides modernos, y eso debería preocuparnos a todos”, agregó la bióloga Bridget Stutchbury de la Universidad York, en Toronto (Canadá).
Las científicas expusieron a los gorriones al insecticida durante una escala en la ruta migratoria de las aves en Ontario (Canadá) , midiendo su masa corporal antes y después del experimento y adhiriéndoles unos ligeros transmisores de radio para seguir sus movimientos.
Los pájaros que recibieron la dosis más alta del pesticida perdieron 6 % de su masa corporal en apenas seis horas y tardaron una media de 3,5 días más en retomar su ruta migratoria, comparados con las aves que no resultaron expuestas al insecticida. “Estos resultados parecen asociados al efecto de supresión del apetito que produce el imidacloprid. Los pájaros sujetos a esas dosis comieron menos, y es probable que retrasaran su vuelo porque necesitaban más tiempo para recuperarse”, explicó Eng.
El informe publicado el año pasado por BirdLife ya apuntaba al uso de insecticidas neurotóxicos o neonicotinoides como responsables de la pérdida de masa corporal de las aves, y atribuía parte de su declive demográfico a la intensificación agrícola.