El masivo hackeo fue efectuado por el grupo de piratas ’ShadowBrockers’, quienes divulgaron en redes sociales los números de las tarjetas, el código de seguridad y su fecha de expiración, provocando alarma en el sistema financiero ante los posibles daños económicos a los clientes bancarios.
“No estamos en presencia de un problema sistémico. No está en riesgo la estabilidad del sistema financiero ni la cadena de pagos” , enfatizó en rueda de prensa el ministro de Hacienda chileno, Felipe Larraín, intentando poner paños fríos a una situación que provocó zozobra entre los chilenos.
“Nos preocupa este tipo de incidentes porque afectan la confianza y la tranquilidad con la cual las personas utilizan y operan en el sistema financiero” , agregó sostuvo Larraín.
El ministro apuntó también a la baja inversión en sistemas de ciberseguridad que se registra en el sistema bancario chileno. En junio pasado, el Banco de Chile -uno de los más importantes del país- reveló haber sido víctima de un hackeo por el cual perdió 10 millones de dólares.
“Es un tema que tenemos que abordar, porque de alguna manera estos temas están ahí y de repente nos ocurren estos casos y es importante que estemos preparados y trabajemos en conjunto. Vamos a tener que invertir más en ciberseguridad” , sostuvo Larraín.
El robo de la información de las tarjetas no se produjo en el sistema bancario, según el ministro, quien además descartó que se haya hecho uso “fraudulento” de éste. Las primeras investigaciones indican que los hackers se introdujeron por una cuenta internacional de internet de Correos de Chile.
Todas las tarjetas de crédito hackeadas fueron bloqueadas y los bancos se encargarán de entregar nuevos plásticos a sus clientes. En tanto, la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF) anunció que monitorea el ciberataque y que se doblaron las medidas de seguridad en el sistema financiero. En Chile existen unas 38 millones de tarjetas de crédito, cuyo uso es habitual entre la población.