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Sara comenta que desde niña sintió una inclinación por Israel y por su historia; además, tiene raíces judías. “Al terminar el colegio, se me presentó una oportunidad de aplicar en un programa denominado 'Masa Israel' que permite a chicos de todo el mundo realizar pasantías, estudios y voluntariado en el Medio Oriente, con una duración de entre cinco y doce meses”, recuerda la joven.
“Antes de viajar, tuve un tiempo para prepararme, ya que debía aprender el idioma hebreo para ir con una base; me esforcé y el resultado fue positivo, pues estoy aquí cumpliendo un sueño muy importante”, indica Sara. Actualmente, la joven está estudiando la carrera de Comunicación con especialización en administración en la universidad Interdisciplinary Center ubicada en Herzliya.
Sara reside en la ciudad de Tel Aviv y comenta que es una zona bastante tranquila y casi nada conflictiva, comparando con lo que es Jerusalén, donde también vivió por un tiempo.“En Israel te sentís tan pero tan seguro que, a veces, ni te enterás si hubo un ataque”, cuenta.
La joven también se postuló a un programa para ser voluntaria, por un corto periodo, del ejército israelí. “Cada experiencia fue única; la ética del trabajo exigente, la labor en equipo entre mis compañeros, la disciplina y la confianza que tienen en sus creencias son impresionantes”, explica.
Sara tiene todo el acompañamiento de sus familiares que nunca se opusieron a sus sueños y siempre la apoyaron. “La verdad que eso fue un pilar fundamental para que yo pueda seguir aquí, desde tan lejos, con mis objetivos”, comenta.
“No me costó tanto adaptarme a este país, pues hay gente muy buena, hice muchos amigos, llevo una vida tranquila y me encanta conocer lugares nuevos; hay sitios históricos que no se pueden explicar con palabras”, dice. Sara considera a Israel como su casa: “Para mí, esta nación es el modelo del mundo occidental”.
La joven desea volver a nuestro país: “En primer lugar, amo Paraguay, a mi ciudad, a mi familia y amigos. Gracias a Dios, tengo la oportunidad de formarme en el exterior y, si se dan las condiciones, pretendo regresar a nuestra nación y dar lo mejor de mí ahí”.
Ir a estudiar al exterior es posible con esfuerzo y dedicación, por esa razón Sara anima a todos a que rompan sus límites y a que cambien los paradigmas del “no se puede”. No importa la condición en la que uno esté, cada quien busca y crea la oportunidad que desea tener, manifiesta.
Uno de los objetivos de Sara es terminar la carrera y hacer una maestría. “Lo importante es atreverse, creer en uno mismo y no dejar que el miedo te paralice. Dejemos de hacer solo reclamos y empecemos a transformar“, aconseja Sara.
Por Mónica Rodríguez (19 años)