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El 31 de marzo y el 1 de abril son fechas que quedarán marcadas en la historia de la nación paraguaya. El primer día se consumó la violación más grande de la Constitución Nacional y un golpe bajo a nuestra joven y frágil democracia. La madrugada de la siguiente jornada fue fatal, pues policías asesinos acallaban el grito de justicia de un joven dirigente liberal, a quien le dispararon cobardemente por la espalda y lo pisotearon mientras agonizaba en el piso.
El miércoles, el proyecto de enmienda constitucional fue archivado por la Cámara de Diputados; esto después de que el presidente Horacio Cartes haya renunciado a la reelección, algo irónico, pues HC nunca estuvo habilitado para pugnar por otro periodo presidencial, entonces, ¿a qué renunció? Los parlamentarios pusieron punto final, por ahora, a algo que siempre fue ilegal y que nunca debió suceder, como lo fue dicho proyecto.
Un joven perdió un ojo y un diputado sigue internado con el rostro desfigurado debido a los impactos de los balines de goma que disparó la Policía. Varias personas fueron imputadas a “dedo” por la fiscalía y un dirigente liberal se fue de este mundo. Todo esto, aparte de la división en la sociedad paraguaya, fue la consecuencia de la ambición de un hombre que quería aferrarse al poder y de otro que quería volver al sillón presidencial. ¿HC y Fernando Lugo dieron en algún momento la cara?, ¿dónde estaban ellos cuando disparaban por la espalda a Rodrigo Quintana?
Hoy ya nadie puede devolver la vida a un joven universitario que viajó kilómetros para defender la democracia del país. Pero el nombre de Rodrigo Quintana seguirá retumbando por todos los rincones de este suelo guaraní, pues él se convirtió en mártir y en un símbolo no solo del Partido Liberal, sino de la libertad, la igualdad y de la lucha de un pueblo cansado por tanta corrupción, desidia y desinterés de las personas que gobiernan a la patria desde hace décadas.
La enmienda murió pero nació un nuevo espíritu de lucha en el corazón de los paraguayos, ese mismo espíritu que tuvo Rodrigo y que le costó su paso por este mundo. Las autoridades ya saben de lo que es capaz el pueblo; con errores y aciertos, los ciudadanos fueron los artífices de esta victoria democrática.
¿Qué viene ahora?, ¿cuál es la ruta a seguir?, ¿en dónde lucharemos la próxima vez? Las elecciones generales se realizarán en menos de un año, es allí en donde el paraguayo debe demostrar su espíritu de lucha y elegir al mejor candidato, no al color del candidato. Si en el 2018 sabemos votar, seremos artífices del nacimiento de un nuevo Paraguay y de una nueva etapa en nuestra democracia, una democracia manchada de sangre, pero que se resiste a morir luego de tanta espera por nacer.
Por Brian Cáceres Verón (18 años)