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Ya se está volviendo un mal hábito que las pantallas públicas de televisión sean escenarios de personas con una mentalidad alarmante que refleja, sin darnos cuenta, la realidad del país. Expresar un comentario que cae mal a la mayoría de los ciudadanos y luego tratar de maquillar pidiendo disculpas no convierten a uno en mejor persona, como piensan algunos.
El agua comenzó a hervir el pasado fin de semana cuando el vocalista de la banda The Fenders dijo que es normal la relación entre una adolescente de 15 años con un hombre mayor y, aparte de hacer apología a la pedofilia, expresó en forma burlona su consumo de drogas. Para tener una idea de quiénes forman parte de dicha banda, la adaptación musical de La vaca Lola, que circuló por las redes sociales, fue interpretada por estos cantantes.
Si bien hubo comentarios que expresaban apoyo a la banda, luego de que la misma haya lanzado un comunicado pidiendo disculpas, otros repudiaron por completo la situación. ¿Acaso el país se adaptó a las acostumbres de Medio Oriente? ¿Pidiendo disculpas las aguas se calmarán?
Esta clase de pensamientos refleja cómo es en realidad la mente de muchos paraguayos que, por falta de educación, un cimiento importante que cada persona debe tener, normalizamos situaciones ilegales como si fuéramos de la época paleolítica, en la que no existían normas ni valores que hoy en día sostienen la sociedad. Asimismo, por políticas del festival ReciclArte, los organizadores determinaron apartarlos del cartel de artistas que se presentarán en el concierto este sábado en San Ber.
Para pisar tierra y darnos cuenta del alarmante estado, el año pasado la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia dio a conocer las cifras de más de 2.000 denuncias de abuso infantil. A simple vista, nuestra razón debería avisarnos que a toda costa está mal bromear acerca de la pedofilia.
"Quién esté libre de pecados que tire la primera piedra", dice una cita bíblica; entonces, si nosotros mismos consumimos, por ejemplo, músicas con mensajes inapropiados que hacen alusión a toda clase de ilegalidad, subamos el primer peldaño para hacer el cambio y así evitar que situaciones vergonzosas se repitan. Sabemos que aún faltan muchos años para que el Paraguay sea habitado por gente verdaderamente cívica y con valores. Mientras, intentemos, por lo menos, analizar y diferenciar lo que está bien y lo que está mal.
Por Ezequiel Alegre (18 años)