Paraguay lidera crecimiento

ASUNCIÓN. La ganadería y la soja ubicaron este año a Paraguay a la cabeza del crecimiento económico en América, con un aumento del 13,6 % de su Producto Interno Bruto al cierre de 2013, tras una contracción de 1,2 % en 2012 debido a las malas cosechas.

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Según el informe preliminar de cierre del año presentado por el Ministerio de Hacienda, la economía paraguaya alcanzó en 2013 un récord histórico de crecimiento del 13,6 %, cifra que, de acuerdo con los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), representa la cuarta mayor cifra en todo el mundo, tras la de Sierra Leona, Sudán del Sur y Turkmenistán.

El pasado 11 de diciembre, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) había previsto ya que Paraguay encabezaría este año el crecimiento regional, con un estimado del 13%, seguido de Panamá (7,5 %), Bolivia (6,4 %), Perú (5,2 %), Jamaica (4,8 %) Nicaragua (4,6 %), Uruguay (4,5 %), Argentina (4,5 %), Chile (4,2 %), Colombia (4 %), Haití (4 %) y Honduras (4 %).

El crecimiento de dos dígitos de Paraguay este año coincide con la previsión oficial y es un ejemplo de los enormes vaivenes de su economía, que en 2009 también se apuntó un crecimiento del 13 %, después de otra recesión el año anterior.

El ministro de Hacienda, Germán Rojas, destacó que el nivel de crecimiento de Paraguay es uno de los más altos del mundo, pero explicó que se da dentro de “un marco de volatilidad”.

Con unos catorce millones de cabezas de ganado y una población de 6,6 millones de habitantes en un territorio algo mayor que Alemania, que tiene 80 millones de habitantes, Paraguay es una nación agropecuaria de vastos espacios vacíos.

Su destino y su economía están muy vinculados a las lluvias, las sequías y las plagas.

El crecimiento de este año está fundamentado en la recuperación de los mercados de carne perdidos durante un brote de fiebre aftosa que afectó decididamente a las exportaciones.

A la mejora general del sector agropecuario, que tras la mala cosecha el curso anterior tuvo un incremento del 50%, se sumó un aumento del 8% del PIB no agropecuario.

El informe del Banco Central de Paraguay (BCP), presentado en una rueda de prensa por Rojas, augura que el país crecerá en 2014 un 4,8 %, cifra que se acerca a los datos del FMI, que predijo en octubre un 12% para este año y un 4,6% para el que viene.

Paraguay es el país con la segunda mayor concentración de tierras en el mundo, ya que el 2,6% de los propietarios detentan el 85,5 % de la superficie agraria, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

La soja y la carne, las dos principales exportaciones de Paraguay, generan un 20% de su PIB y la gran mayoría de sus exportaciones, pero solo contribuyen un 2 % a los ingresos fiscales.

Asimismo, la bonanza de las cosechadoras no resultan necesariamente en un gran flujo de guaraníes (la moneda nacional) para el Estado paraguayo, que es el que menos tributos recoge en América Latina, con solo un 12,3 % del PIB, según el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP).

Sus explosiones económicas han tenido un impacto reducido en los indicadores de desarrollo.

El nivel de pobreza bajó del 36,8 % en 2001 al 32,4 % en 2011, pero la pobreza extrema subió del 16,7 % al 18 % en el mismo periodo, mientras que el empleo informal se redujo tan solo del 87,1 % al 81,3 %, según un reciente estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Además, el año se cierra con un déficit negativo del 1,85 %, tras la aprobación reciente por parte del Parlamento de una ley impulsada por el Ejecutivo que limita al 1,5 % el déficit fiscal.

 

“Si apostábamos a la realización del 100 por ciento de lo contemplado en el presupuesto para este año íbamos a tener un déficit de -2,9 % de déficit fiscal”, justificó el ministro que augura una mejor tendencia de ahora en adelante.

El ministro explicó que con el presupuesto de 2014 pretenden reducir aún más ese déficit fiscal, contener los gastos corrientes, reducir los gastos superfluos y evitar el incremento de salarios y, aún así, mantener los programas orientados a la reducción de la pobreza.

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