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El incendio del “cementerio” de transformadores de la ANDE que ocurrió la semana pasada en San Lorenzo reavivó en una decena de trabajadores de la represa de Acaray el infierno de abril de 2004, cuando un equipo de reactores explotó en plena sala de máquinas denominada “Acaray II” y la onda expansiva alcanzó a varios. Al menos cuatro funcionarios tuvieron contacto casi directo con el líquido expedido de estos reactores, mientras que 17 operarios fueron afectados en forma indirecta por aquella explosión. El infierno pasó, pero la pesadilla quedó para muchos de ellos.
José María Benítez es técnico electromecánico, trabaja hace 37 años en la planta de Acaray y fue uno de los afectados por aquel accidente en la represa. “Desde hace 11 años que nos hacemos un chequeo médico cada seis meses o un año, acá o en Buenos Aires. Es costoso, pero la ANDE se hace cargo hasta ahora” dijo Benítez, en conversación con ABC Color.
Señaló que, desde aquel momento, les avisaron que tenían que hacerse un monitoreo de su salud en forma semestral o anual. Recordó que aquella vez explotaron los reactores limitadores de corriente, equipamiento que usaba askarel como aislante. “Hace muchísimos años que este producto estaba prohibido pero aquí se seguía usando. Después de aquella explosión, nosotros mismos empezamos a sacar todos los equipos que pudieran tener askarel. Podemos decir que en Acaray ahora no hay, pero de que hubo y se trabajó sin protección contra este producto, fue así”, refirió el técnico.
Según relató Benítez, lo que le expresan los médicos toxicológicos es que con el askarel, el problema principal es cuando se está expuesto por mucho tiempo en un área compartida con este producto. “Nosotros trabajamos casi cuatro años sin hacer la desintoxicación de la sala de máquinas en donde hubo el accidente, pero después se obligó a que se haga un monitoreo ambiental en la sala cada seis meses”, explicó Benítez.
Dijo además que si bien él todavía puede trabajar, hay otros compañeros que sufrieron también secuelas que a estas alturas ya no están en condiciones. “Yo hago mi chequeo médico de manera constante y sin falta. Durante años trabajamos en ambientes totalmente contaminado y eso, a la larga, tiene sus consecuencias. Los que fuimos afectados por el accidente de 2004 tenemos reacciones alérgicas, mareos, problemas hepáticos, todo esto que no solamente se da por el accidente en sí, sino por el tiempo que veníamos trabajando expuestos a estos productos tóxicos”, señaló Benítez.
“Ojalá que este tema de lo que ocurrió en San Lorenzo permita a las autoridades realmente capacitar a los trabajadores sobre el manejo de estos equipos. Hay demasiado desconocimiento sobre el tema”, insistió Benítez.
Bonifacio Alcaraz es otro de los funcionarios de la ANDE que sufrió consecuencias con aquel incidente en Acaray. En conversación con ABC Color, el ahora exfuncionario del ente energético dijo que hace 4 meses salió de la entidad porque se jubiló y desde ese momento se quedó sin cobertura médica. “Bajo patrocinio de abogado estoy exigiendo a la ANDE que se haga responsable de mi tratamiento médico. Yo no puedo costear este tratamiento que tenemos que hacernos de manera obligatoria y ahora que me jubilé, la ANDE no se quiere hacer responsable de lo que pasa conmigo”, expresó Alcaraz.
Al ahora exfuncionario del ente energético se lo nota conmovido desde el otro lado del teléfono. “Trabajé 40 años en Acaray, conozco todos los manejos y le conozco a mucha gente de ahí. Con el paso de los años varios compañeros fallecieron en situaciones realmente llamativas, yo no sé si tiene que ver con este tóxico que ahora también se derramó en San Lorenzo, pero realmente es muy delicado este tema para todos nosotros. Nos volvió a recordar aquella pesadilla”, dijo Alcaraz, quien se desempeñó como técnico en la represa y tras el accidente, formó parte del equipo de cuidado ambiental de la ANDE de la zona.
“En la ANDE me dijeron que cubrían mi seguro hasta el 30 de junio pasado y yo tengo que seguir mi tratamiento toxicológico, que es muy caro. Estoy peleando con mi abogado para que la ANDE respete el acuerdo al que llegamos hace años, en donde ellos se comprometían con documentos a hacerse cargo de nuestros tratamientos médicos” indicó Alcaraz. Comentó que justamente ayer fue a visitar a su compañero Isabelino Alvarez, quien se encuentra con un estado de salud muy deteriorado y fue, quizás, el más afectado por el askarel en aquella explosión de Acaray en 2004.
“Nosotros no podemos descuidarnos, tenemos que seguir cada seis meses nuestros chequeos para saber que todo está bien”, explicó Alcaraz. Los demás funcionarios que fueron afectados por el accidente de Acaray son Luis Acuña Alvarez, Luis Fernández, Isidoro Fernández Areco, Estanislao Ayala y Antonino González.
Según explicó ayer Gustavo Rodríguez, de la Secretaría del Ambiente (SEAM) en la última conferencia de prensa que dio el gobierno sobre el tema, el askarel es un producto altamente tóxico y que se usó masivamente hasta que a medidados de los 70 y 80 se descubrió que era un potente peligro para la salud humana, por sus componentes químicos. Paraguay ratificó en 2001 el convenio de Estocolmo, que compromete a todos los países firmantes a dejar de usar equipos que contengan estos productos y eliminarlos definitivamente para 2028. Los transformadores con askarel se dejaron de usar en 2003 en nuestro país, pero los depósitos de la ANDE se fueron llenando de transformadores sin un control o sistema para determinar cuáles son libres de askarel. De acuerdo a lo que confirmó el propio presidente del Ente, Víctor Raúl Romero, recién desde 2014 se empezó a hacer un detallado inventario sobre los equipos tóxicos que tiene la institución.
La ANDE no puede determinar hasta ahora, cuántos de los 20.000 transformadores que estaban en el depósito siniestrado en San Lorenzo tenía askarel. Lo seguro, por el momento, es que en el lugar había varios transformadores muy antiguos que tenían este aislante tóxico. Hasta hoy, el MSP registró a 133 personas -entre vecinos de la zona y bomberos voluntarios- con síntomas sospechosos de haber sido afectadas por el askarel y que deben seguir tratamiento, en caso de que ameriten un seguimiento. El ente tiene al menos 27 depósitos en todo el país en donde tampoco tienen registros de cuántos transformadores tienen el aceite contaminante.
abenitez@abc.com.py
Fotos: Gentileza y archivo de ABC Color.