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Livieres dijo que él mismo pidió hace ya dos años a la Nunciatura Apostólica que se realice dicha visita. El hecho de que justamente se haya ordenado finalmente la “visita apostólica” luego de los escándalos por el caso del sacerdote Carlos Urrutigoity, y por los problemas con Cuquejo, es una coincidencia, dijo.
La “visita apostólica” fue solicitada hace dos años para que la Santa Sede vea “in situ” la situación en la Diócesis de Ciudad del Este, ya que la información que llega al Vaticano “son deformadas”, explicó.
“Las noticias que llegan a Roma de Paraguay son deformadas, son noticias que presentan como problemas de las diócesis que en realidad son éxitos”, se defendió Livieres.
Dijo que estas falsas informaciones que llegan al Vaticano nunca se dieron por ciertas. Las noticias tienen que ver con muchos aspectos, pero Livieres resaltó aquellas relacionadas con la formación que se imparte en los seminarios del Este.
“Cosas de este tipo nos van minando. Pedí que vengan de Roma para constatar la verdad”, declaró a la 1.020 AM. Luego, dijo que estas acusaciones se dan porque él se opone a la “teología de la liberación” que se enseña en el Seminario de Asunción.
“El representante más lamentable (de “teología de la liberación”) fue Fernando Lugo. Él no es la causa, sino consecuencia de las enseñanzas de ese seminario”, arremetió.
El nuncio apostólico Eliseo Arioti, al ser consultado si el motivo principal de la visita son las denuncias de pedofilia contra Urrutigoity, dijo: “Es para averiguar no sólo lo que paso últimamente, sino ver todo lo que está en la casa de Ciudad del Este”.
No obstante, Livieres defendió nuevamente al sacerdote diciendo que lo conoce desde hace 25 años y que es su mano derecha en la diócesis.
“Carlos Urrutigoity no fue acusado de nada por la santa sede más que en el año 2000, luego fue absuelto”, recordó.
En realidad, la justicia de Estados Unidos cerró un caso de pedofilia en contra del sacerdote argentino, luego de que la Iglesia Católica indemnizara a la víctima con US$ 450.000.
Livieres no recordó los otros casos que involucran a Urrutigoity, quien fue acusado en 2002 por un estudiante de la Academia Saint Gregory en Pensilvania, Estados Unidos, donde el polémico cura enseñaba.
El joven acusó al sacerdote de haberle ofrecido “dirección espiritual” durmiendo con él y más tarde de asaltarle sexualmente junto al reverendo Eric Ensey. A esta denuncia, le siguieron al menos otras tres, terminando una de ellas en un proceso judicial.
Tras las acusaciones en Estados Unidos, el sacerdote fue suspendido y enviado a Canadá para que le hicieran exámenes psicológicos en el Instituto Southdown, especializado en tratar a religiosos con problemas mentales y casos que tienen que ver con abusos sexuales.
La Diócesis de Scranton en Pensilvania, y antiguos profesores del seminario donde estudió Urrutigoity, recomendaron al obispo de Ciudad del Este, al Nuncio Apostólico en Paraguay y al Nuncio Apostólico en Estados Unidos que no admitieran al sacerdote.