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Esta familia está rodeada de supuestas irregularidades, pero no deja de querer involucrarse en la política. La hija mayor, Belén, ahora quiere ser concejala de Luque. La misma figura desde 2011 como funcionaria de Diputados. Haber sido imputada y expulsada por el caso de la compra de notas en la Universidad Católica no le restó beneficios en su trabajo, porque su salario aumentó (actualmente cobra G. 7.700.000) y fue asignada a la oficina de su papá, quien se encarga de controlar su planilla de asistencia.
Este dato fue confirmado por el director de Recursos Humanos de Diputados, Ricardo Vaesken. “Está prestando servicios en la oficina del diputado Celso Maldonado, su papá”, dijo a este diario. No obstante, varios de sus compañeros denunciaron que la misma dejó de asistir a la Cámara de Diputados desde que inició su campaña para la concejalía de Luque. Esta candidatura está vigente mientras aún continúa el pleito judicial por el caso de la compra de notas por el cual la joven está imputada. De hecho, el martes tiene una audiencia por el caso.
Sí o sí el papá de Belén, el diputado Celso Maldonado, le facilitó el sistema de “asistencia”. El asesor jurídico de la Cámara de Diputados, Fernando Zárate, explicó a ABC Color que cada legislador hace un pedido especial a la Dirección de Recursos Humanos para que un funcionario específico sea asignado a su oficina y para que firme planilla en lugar de marcar personalmente con el sistema táctil. Este fue el procedimiento que usaron también los “caseros” del diputado colorado José María Ibáñez.
Pero el diputado Maldonado no solamente pidió por su hija mayor: también su otra hija, Laura Concepción Maldonado Silva, está asignada a la oficina de su padre. Según los datos oficiales de la Cámara de Diputados, la joven ingresó en el año 2011 y figura como “profesional permanente”, con un salario de G. 10.300.000. Compañeros de trabajo denunciaron que ella tampoco asiste regularmente a su puesto de trabajo. Además de las dos hijas, más familiares del legislador ocupan lugar en la función pública. (Lea también: Toda la familia en el Congreso).
Belén ahora quiere ser concejala de Luque. Su “historial” también le da otros títulos, como la de “compranota” de la UCA. Pero vayamos a los registros oficiales: en la nómina de funcionarios permanentes de la Cámara de Diputados figura como “técnico I”. Le preguntamos qué exactamente hace en la oficina de su padre y dijo que es “asesora”; sin embargo, eso no expresa la lista actualizada disponible en la web y confirmada por Recursos Humanos. Al confrontarla, cambió su “función” y dijo que es “asistente” del diputado.
Defendió también la denuncia sobre sus ausencias diciendo que desde el 26 de junio está con permiso sin goce de sueldo, para dedicarse a su campaña. Admitió que ni ella ni su hermana ingresaron por concurso porque sus cargos son “de confianza”, pero aseguró también que está calificada para el cargo, sacando a colación su título de “licenciada en Relaciones Internacionales” por la Universidad Americana y, sorpresivamente, resaltó que es “abogada”. Sin embargo, todos saben que ella nunca terminó la carrera porque fue una de las expulsadas de la Universidad Católica por el fraude de la compra de notas.
“Yo soy abogada, me he capacitado”, dijo. Al recordarle sobre su expulsión y el proceso judicial que afronta, aseguró que terminó toda la carrera porque asistió a todas las clases y rindió los exámenes, por lo que ahora está peleando para que la universidad reconozca sus notas. Inclusive, anunció que demandará a la Universidad Católica por ello, aunque no precisó cuándo ni por qué exactamente.
Para ella, ninguno de los casos en los que está involucrada son irregularidades. Dice que no compró las notas y que no está en Diputados por nepotismo. Ante todos estos cuestionamientos, la joven reaccionó molesta y aseguró que lo único que la gente y la prensa hacen es “atacarle”, al tiempo que pidió que le “respeten como persona”. Añadió que su intención al pugnar por la concejalía de Luque es “servir a mucha gente”.